El Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria, a través de su Servicio de Medicina Física y Rehabilitación, ha puesto en marcha un programa para la Prevención de las Disfunciones del Miembro Superior en Pacientes con Cáncer de Mama, que ha beneficiado ya a casi un centenar de pacientes desde que se pusiera en marcha el pasado mes de octubre, detectando de forma precoz el riesgo de linfedema o hinchazón del brazo tras la cirugía.
Este programa de fisioterapia temprana en pacientes intervenidas de cáncer de mama, que se lleva a cabo en la sala de Fisioterapia del centro de especialidades San José Obrero, se encuentra coordinado por el Servicio de Medicina Física y Rehabilitación y lo integran de forma multidisciplinar profesionales de todo el complejo hospitalario que participan en el tratamiento de este tipo de pacientes, como son Cirugía de la Mama, Oncología Médica, Oncología Radioterápica y Medicina Física y Rehabilitación.
El principal objetivo de este programa es el abordaje temprano a través de la rehabilitación de las pacientes intervenidas quirúrgicamente por cáncer de mama con abordaje axilar –técnicas de ganglio centinela y vaciamientos axilares–, con el fin de restaurar la funcionalidad de la extremidad lo antes posibles, evitando cronificación y secuelas tras el mismo, ha indicado la Junta en un comunicado.
Por su parte, la especialista y directora de la UGC de Medicina Física y Rehabilitación del complejo hospitalario universitario Virgen de la Victoria, Adela Gómez, ha explicado que «este protocolo conlleva una labor importante de coordinación entre los profesionales».
«De tal forma –ha continuado– que, previo a la cirugía, las pacientes con cáncer de mama que se van a someter a una cirugía son citadas en la unidad de Fisioterapia del Servicio de Rehabilitación para realizar un programa de ejercicio terapéutico y educación sanitaria sobre la recuperación de la movilidad de la articulación glenohumeral, la recuperación de la cicatriz quirúrgica, la recuperación de la fuerza del complejo articular del hombro, así como la vigilancia temprana del linfedema, y la educación de la paciente en la mejora de estilos de vida, destacando la importancia de incrementar la actividad física y el ejercicio».
Ha añadido que «todo ello se realiza a través de intervenciones grupales e individuales, que abarcan desde charlas preoperatorias, fisioterapia oncológica y ejercicio terapéutico aplicadas de forma temprana y dirigidas por una fisioterapeuta de la Unidad».
De este modo, ha continuado la especialista, «las pacientes intervenidas a través de la técnica de ganglio centinela –población sensible– reciben charlas informativas en formato escuela de pacientes, para prevenir las disfunciones de la parte superior del cuerpo, tan característico de estas pacientes».
Además, han resaltado de este programa que, en el caso de pacientes con vaciamiento axilar y candidatas a radioterapia axilar (población de riesgo), reciben tratamiento fisioterápico de prevención y ejercicio terapéutico multimodal con un seguimiento de seis meses. Asimismo, en el caso de presencia de linfedema, la paciente se deriva a la Unidad de Linfedema del servicio de Rehabilitación para su tratamiento específico.
Por otro lado, la fisioterapeuta de este protocolo de intervención temprana de la Unidad, Sonia Sánchez Gómez, ha señalado que «con la coordinación multidisciplinar se asegura la captación y accesibilidad en la prevención de las disfunciones del miembro superior y su derivación a la Unidad de Linfedema de las pacientes con cáncer de mama que van a ser sometidas a intervención quirúrgica».
La especialista ha incidido en que «el servicio de Medicina Física y Rehabilitación del complejo hospitalario ha dado un gran paso en la prevención de las complicaciones tras la cirugía de cáncer de mama, cuyo procedimiento está incluido en lo que se denomina prehabilitación».
Asimismo, las especialistas han coincidido en destacar que «el dolor y la disfunción de la parte superior del cuerpo son comunes en las supervivientes de cáncer de mama». Los trastornos de la parte superior del cuerpo pueden resultar directamente del cáncer de mama o de la cirugía, la quimioterapia, la radioterapia o las terapias hormonales utilizadas en su tratamiento.
En este sentido, dos de estos tratamientos –cirugía y radioterapia– pueden tener efectos adversos que comprometan el área del hombro; hasta el 67% de las mujeres con cáncer de mama experimentan una gran variedad de problemas músculo-esqueléticos en las extremidades superiores, incluyendo disminución del rango de movimiento del hombro, debilidad de las extremidades superiores, hinchazón y dolor crónico.
Con la prehabilitación se pretende que los pacientes sometidos a una intervención quirúrgica se preparen desde el punto de vista muscular, nutricional y psicológico antes de la propia intervención quirúrgica, para que acudan en la mejor forma física posible y así disminuir los tiempos de hospitalización y complicaciones posibles.