La Policía Nacional ha desarticulado en la provincia de Málaga una organización criminal que se dedicaba a la sustracción de motocicletas, que posteriormente modificaban, a través de un proceso de “maquillaje”, con piezas legales compradas en portales de segunda mano en Internet. Los ‘nuevos’ vehículos eran comercializados a través de plataformas virtuales con perfiles ficticios. Los agentes han detenido a seis personas por su presunta responsabilidad en la trama, esclareciendo 11 hechos delictivos. La trama contaba con un taller clandestino en una finca rural de la localidad malagueña de Alhaurín El Grande, donde “clonaban” las motocicletas.
La investigación, que ha sido llevada a cabo por un equipo conjunto de investigadores de las Comisarías de Distrito de la Policía Nacional en Málaga, ha permitido la desarticulación de un grupo criminal muy activo en los últimos meses y que estaba especializado en la sustracción de motocicletas y ciclomotores.
Fruto de las averiguaciones, miembros de la organización fueron detectados en Málaga en una de sus incursiones delictivas, iniciándose una investigación que les llevaría hasta el centro de operaciones de la red, en una finca del Valle del Guadalhorce.
El proceso de sustracción se basaba en el merodeo de estacionamientos destinados a motocicletas, en Málaga capital y la provincia. Una vez seleccionado el vehículo a sustraer, efectuaban la manipulación del sistema de arranque y, una vez encendido, lo trasladaban hasta lugares considerados seguros para la organización.
Paralelamente, la organización compraba chasis, bastidores, entre otras piezas de curso legal, a través de portales de compraventa de artículos de segunda mano en Internet, utilizando para ello perfiles falsos. Tales efectos, que provenían mayormente de zonas del País Vasco y Cataluña, eran utilizados posteriormente en las motocicletas sustraídas.
Un mecánico profesional, al frente del taller encubierto
En relación al hallazgo del taller clandestino en una finca de Alhaurín el Grande, bajo la titularidad de uno de los integrantes de la red -quien había desempeñado funciones de mecánico profesional-, se obtuvieron evidencias de que este era el lugar donde los integrantes trasladaban los elementos identificativos legales adquiridos previamente y las motocicletas que iban a ser objeto de transformación.
Una vez los integrantes habían realizado el proceso de “maquillaje” y “clonaje” de la ‘nueva’ motocicleta, la misma se introducía en el mercado legal, a un precio competitivo de mercado, siendo anunciadas en plataformas virtuales mediante siete perfiles ficticios –habían generado