Ejemplo práctico.
Imagínense ustedes que disponen sólo de una casa propia, primera vivienda, y es una gran propiedad. Su valor es patrimonial y monetario, pero principalmente sentimental. Delegan su administración a una gestora. Esta les hace la siguiente propuesta:
“Tenemos gente interesada en comprar su propiedad y hacer uso y negocio con ella. Se la comprarían por debajo de su valor catastral, o proponen que se la cedamos durante 75 años para su uso y enriquecimiento particular. Usted no debe preocuparse. Es su tierra, es su hogar, así que podría disfrutarla cuando los nuevos propietarios o gestores quieran por un módico precio y por una módica cantidad. Asimismo los interesados se comprometen a realizar celebraciones asiduamente, con invitaciones a churros incluídas que le van a encantar, y a hacerle a su casa una reforma espectacular: ya verá lo bonita que va a quedar. Por cierto, la reforma la pagaría usted de su bolsillo aunque la casa se la queden ellos, pero eso sí, en la decoración final le regalarán como complemento decorativo exclusivo, aunque usted no lo desee, unas bonitas y sorprendentes macetas.”
Usted, evidentemente, respondería:
“¿Cómo? ¿Qué le he encargado a ustedes que me gestionen una casa que es mía, y su intención es mal venderla para que yo pierda la propiedad, su uso y disfrute libre, perdiendo, además, dinero y poder adquisitivo? ¿Qué he escuchado, que pierdo la propiedad de la casa, pero tengo que pagar yo de mi bolsillo la reforma a esa gente? ¿En qué saldría yo ganando si ya soy el propietario, vivo en ella, puedo gestionarla cómo y cuándo quiera para mi propia prosperidad y no para el beneficio de otros, y además es la casa de mis ancestros, y su valor es intangible e inmaterial?. Ese precio nadie lo puede pagar. Lo que ustedes pretenden hacer con mi casa es indecente e ilegítimo. Por cierto, los posibles compradores no serán conocidos, amigos o familiares suyos y me quieren timar, ¿verdad?. Salgan de aquí, cierren la puerta al salir, y no vuelvan más.”
Este es el timo y la barbaridad que hace el Neoliberalismo en el país, en nuestras Comunidades Autónomas y en nuestros municipios.
El problema es cuando los propietarios de la patria dicen “sí” a los señores grises, aunque “Momo” y la buena literatura ya nos advirtieron hace décadas del peligro de aquellos hombres aduladores que vendrían a robarnos ataviados con traje y corbata, y acompañados de una verborrea sin igual.
El liberalismo salvaje en España y en Andalucía ha vendido empresas estatales públicas y autonómicas y ha externalizado y privatizado servicios educativos y sanitarios. Es decir, los gobiernos neoliberales han enajenado y expoliado el patrimonio y los derechos públicos de todas, para el beneficio exclusivo de unos pocos (legisladores inclusive, por supuesto). El protagonista de la foto de las Azores y cómplice de guerras internacionales deplorables, Don José María Aznar, vendió su patria a los intereses de la especulación inmobiliaria y abrió la puerta a la mayor crisis que aún hoy soportamos los españoles, el problema del acceso a la vivienda con la aprobación de la Ley de Suelo nacional en el año 1998 (a ver si la actual ministra socialista de vivienda, Isabel Rodríguez, le echa ovarios y legisla para contrarrestarla ya…).
En Estepona y en los municipios de la costa de Málaga, como en muchos otros lugares, la política habitual es ceder, vender o privatizar parcelas públicas de todos y externalizar servicios públicos.
Vamos a hacer un breve recuento: parcelas públicas cedidas a centros educativos de enseñanza privada o concertada (mientras llevamos años reclamando un nuevo instituto educativo público para nuestra localidad), derruir un colegio público en el centro de Estepona para hacer un parking y por fin, con los permisos del gobierno de la Junta de Andalucía, ahora que gobierna el partido popular, un bulevar comercial; cesión por 75 años de una parcela pública a Rosauro Varo y compañía, y ayudas públicas europeas y estatales Covid para dicho proyecto; venta irregular de la Explanada Ganada al Mar tasada por debajo de su precio de mercado; tasación y venta del Edificio Puerto Sol por debajo de su precio real; transformación de plazas de aparcamientos públicas en parkings privados; privatización del teatro Felipe VI, Orquidiario, instalaciones del Mirador del Carmen, y de todo lo demás; proyectos para construir instalaciones privadas en los terrenos de la Herencia Nadal; planes parciales sobre el plan urbanístico general para ceder suelo público con el fin de construir viviendas de lujo. Estamos hablando de ceder suelo público, propiedad de todos y de todas las esteponeras, que jamás vamos a recuperar.
Alguien puede tratar de hacernos el truco del almendruco y decirnos que estas triquiñuelas a los pueblos nos generan prosperidad, pero en realidad se está produciendo el mismo engaño que ejemplificamos al principio de este escrito.
Perdemos para siempre la propiedad de nuestro suelo, a cambio de gestores e intereses privados que nos agasajan con fiestas, con reformas que pagamos nosotras y que suponen ceder para siempre nuestra propiedad y riqueza a otros. Nosotras tendremos que pagar por lo que ya teníamos, y sólo podremos disfrutar de servicios de los que ya disponíamos cuando los nuevos propietarios lo permitan a cambio de un módico precio. Después de ceder y de perder la propiedad de nuestra patria sólo obtenemos trabajo estacional y precario, y seremos ricos en dificultades para acceder a nuestro derecho a la vivienda en una casa que ya era nuestra.
Otra ventaja exclusiva que “podremos elegir”, será el exilio.
No sé si quedan claros los ejemplos, las paradojas y las moralejas de este escrito.
Nada más que añadir.
PD: si hay mucho más que analizar, reivindicar y que decir. Seguimos en la lucha.