Entre los muchos rincones que tiene Torremolinos para perderse y disfrutar de un municipio icónico de la Costa del Sol, existe uno que es especial, junto al Molino de Batán y El Pinar de Los Manantiales. Se trata del Jardín Botánico Molino de Inca, un espacio de más de 15.500 metros cuadrados que, históricamente, ha tenido un uso diferente –del que ahora hablaremos– al actual. Hoy en día acoge un precioso lugar para los amantes de la naturaleza y un tranquilo emplazamiento para saborear la calma y el silencio, tantas veces demandado entre el ruido urbano.
El Jardín Botánico tiene casi un millar de especies vegetales, entre las que destacan 150 variedades de palmeras, 300 árboles y unos 400 arbustos que se pueden observar desde varios miradores. Además, conviven una docena de aves diferentes, algunas de ellas ejemplares únicos en el país, como los halcones, búhos y loros ubicados en pajareras especiales o los cuatro que nacieron a mediados de este 2024: un yaco de cola roja, un búho virginiano y dos Hoco faisanes, que han enriquecido la diversidad de este núcleo zoológico.
Un sitio único en la Península Ibérica y uno de los jardines públicos con más especies de palmeras creciendo al exterior. Entre su arbolado, cabe destacar un gran eucalipto y una araucaria centenaria de más de 50 metros localizada en el centro de un laberinto.
La pieza fundamental del Molino de Inca: el agua
Su zona, asimismo, es inmejorable: contiguo al Vivero Municipal, en el privilegiado emplazamiento paisajístico donde se ubican los nacimientos originales de los manantiales de Torremolinos, concretamente los de Inca y Albercón del Rey, este último visitado por el rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia el 13 de febrero de 1926. El Jardín cuenta con cuatro miradores, pero el predominio del agua es lo que más contribuye a reforzar un ambiente bucólico y sosegado. Se trata, en general, de un recinto surcado por un riachuelo artificial que, a partir del original Manantial de Inca, discurre por buena parte del conjunto hasta desembocar en tres estanques diferentes en los que proliferan las plantas acuáticas, con peces de diversas especies.
Un elemento ornamental y lúdico es el laberinto natural de Aligustre, de unos 50 metros de diámetro, ubicado en la zona céntrica. Otro ornamento lo componen las cuatro estatuas de mármol rosa italiano que simbolizan las estaciones del año, complementadas con otra serie de estatuas de mármol distribuidas en diversos puntos, entre ellas la de la ‘Diosa de la fertilidad’ y las de dos impresionantes leones, ambos de mármol italiano.
En la ciudad de los molinos, es el más antiguo y sus orígenes se remontan al año 1700 y lleva el nombre de su constructor, Don Joseph de Inca Méndez de Sotomayor, quien el 8 de agosto de aquel año obtuvo licencia del Cabildo de Málaga para la construcción de dos molinos harineros y también un martinete para batir cobre. Antes de la expropiación en 1923 de diversos molinos de la ciudad, el Molino de Inca era propiedad de Eduardo Nogales y no se utilizaba a pesar de los cinco metros de caída y un caudal de más de 22 litros de agua por segundo procedente del manantial de Inca.
En 2003 abrió sus puertas, el 10 de mayo, como el jardín botánico que es hoy en día. En la entrada, justo al lado de la taquilla, encontramos una réplica del molino gracias a la reparación de la estructura del mismo que se llevó a cabo. El funcionamiento de este molino ha sido posible con el desarrollo de un complejo sistema que utiliza la trayectoria del agua. Paseando por el jardín también es posible encontrar piedras de antiguos molinos, vestigios de la ornamentación perfecta para el parque y todo un homenaje al pasado de la ciudad, conocida antaño como Torre de los Molinos.
El jardín zen, un paraíso refrescante de paz
Desde el pasado mes de septiembre, en el Molino de Inca, también está disponible un trozo de Japón dentro de este paraíso natural. El Ayuntamiento inauguró un jardín zen de unos 500 metros cuadrados que reproduce en una ladera rocosa una zona ajardinada con colinas y lagos típicos de esta nación asiática con tanta historia. Aquí encontramos algo nuevo, refrescante y diferente: un puente estanque, las barandillas y los toris -puertas de entrada a un santuario sintoísta-, las letras de estos y el portón trasero.
La iluminación es de los aspectos más reseñables de este jardín zen, del que se puede disfrutar por el día, pero también con las texturas del atardecer. Pintado íntegro en todo el recinto, su estanque está impermeabilizado y, en la última remodelación, se procedió a la colocación de brezo en todo el perímetro del jardín y nuevas piedras, así como la reconstrucción de los miradores y de la casa. Entre otras actuaciones, también se reconstruyeron las papeleras de madera del espacio y los farolillos, además de colocar un nuevo motor en la cascada.
Un jardín zen que Torremolinos ha recuperado para darle un significado todavía más especial al Molino de Inca y una riqueza cultural mayor a la ciudad. El horario de visita del jardín botánico es de 10:00 a 18:00 horas y, para grupos bajo petición, hay disponibles visitas guiadas y exhibición de aves los miércoles y viernes. Una maravilla biológica y un parque que merece la pena visitar en plena ruta por la Costa del Sol.