Para un deportista conseguir un pase para disputar los Juegos Olímpicos es uno de los sueños más increíbles de su carrera. Para la fuengiroleña María de Valdés también lo era hasta que el pasado mes de febrero lo cumplió haciendo historia colgándose la medalla de plata en el Mundial de Doha y consiguiendo esa ansiada plaza para París 2024.
La nadadora, que se convirtió en la segunda española en hacerse con una medalla en la disciplina de Aguas Abiertas, realizó una prueba impecable consiguiendo estar dentro del Top 5 en las seis vueltas del circuito. Después de dos horas luchando, la fuengiroleña se quedó a tan solo una décima del oro que se llevaría la campeona olímpica Sharon van Rouwendaal.
Para María lo vivido ese día en Doha “fue muy especial”, tanto que ella misma “no sabría cómo definirlo con palabras”. Una carrera en la que la marea y las corrientes fueron sus principales rivales y donde la nadadora supo seguir luchando hasta ese gran final “tan apretado y complicado”. Nada más pasar por la línea de meta, la primera persona en la que pensó la fuengiroleña fue en su padre: “pensé en que por fin lo pude hacer. Me dio mucha rabia que él no pudiera verlo presencialmente, pero sé que fue él quien me dio la fuerza. Tanto yo como mi familia sabíamos que estaba conmigo y eso es con lo que me quedo”.
Los inicios de María de Valdés
El pasado mes de febrero María no dejó escapar su gran oportunidad. Una oportunidad con la que soñaba desde sus inicios.
Su pasión por la natación “viene de familia”. Su padre, Antonio de Valdés, fue nadador y su tío, Rafa de Valdés, también fue nadador internacional y continúa compitiendo en ‘masters’. Ambos son sus referentes en este mundo, ya que “gracias a ellos he aprendido muchas cosas sobre este deporte. Son, junto al resto de mi familia, los que me han hecho ser la persona que soy a día de hoy tanto a nivel personal como a nivel deportivo”.
Todo comenzó en el club de Fuengirola, donde a la edad de 3 años “ya veían que se me daba bien y que me desenvolvía sin problemas”. Posteriormente pasaría a estar federada y “empecé a competir”. El gusto por la competición, por conocer a sus rivales, por los entrenamientos y por el buen ambiente hicieron que siguiera peleando por llegar hasta donde está hoy, a pesar de que “soñaba con ello pero nunca pensaba que lo podría hacer realidad”.
Ahora lleva 7 años viviendo en Galicia, donde considera que “estoy viviendo una experiencia única”. Para seguir creciendo deportivamente, María decidió dejar atrás su vida en la localidad malagueña y trasladarse hasta allí con una beca en el CN Liceo, donde “me acogieron desde el primer momento con los brazos abiertos”.
Fue en tierras gallegas donde se encontró con una persona que pasaría a ser uno de sus pilares: su entrenador. Jesús de la Fuente se ha convertido en una persona importante para María, “él ha estado siempre en lo bueno y en lo malo. Eso es al final lo que destaca a los entrenadores. Cuando nadie creyó en mí, él estuvo conmigo. Esos gestos los valoro mucho”.
La cara amarga del deporte
En junio de 2021 María se queda fuera de los Juegos Olímpicos de Tokio. Un golpe “bastante duro” que la llevó a “tocar fondo”. Salir de esa situación fue “un proceso duro de asimilar y afrontar”, ya que la fuengiroleña no quería quedarse con ese sabor agridulce sino que quería “seguir luchando por ese objetivo”. La ayuda de su psicóloga, de su entrenador, de su familia y de sus amigos fueron los motores principales para “hacer realidad ese sueño”.
Pasado el preolímpico, donde “pensé que había tocado fondo”, la nadadora tuvo que atravesar momentos muy complicados “fueron muchas cosas en muy poco tiempo”. A la lesión de hombro se le sumó el fallecimiento de su padre: “No hice mi mejor temporada porque no estaba bien ni física ni psicológicamente. Se me juntó todo y no supe afrontarlo de la mejor manera. Fue un año muy complicado”.
A lo largo de esa temporada, fueron muchos los momentos en los que la nadadora pensó en retirarse: “Veía que me caía y me volvía a levantar, pero siempre se me ponía una piedra en el camino y nunca veía la luz al final del túnel”. Gracias al cuidado de su salud mental -que lleva trabajando desde la pandemia con la psicóloga de la Federación Española- “sabía que en algún momento tenía que salir el trabajo que había hecho. Solo hacía falta esperar, ser disciplinada”.
Para María el equilibrio entre su salud física y mental es lo principal: “si no estas bien mentalmente, por muy fuerte que este físicamente, no sirve. Tiene que haber un equilibrio”.
Retomar la natación después de lo sucedido no fue nada fácil para la fuengiroleña, “hubo mucho trabajo detrás”. Durante los primeros meses todo “fue muy complicado”. Las primeras veces en el agua “no me sentía a gusto nadando”, pero poco a poco “empecé a disfrutar de nuevo en el agua”. La inexistencia de dolor en el hombro, tras el complicado proceso de recuperación, “fue un punto a favor” para que María empezara a disfrutar de nuevo de los entrenamientos. Algo que “llevaba un tiempo necesitándolo, por lo que me vino bien sentirme así”.
De todo en la vida las personas siempre intentamos sacar un aprendizaje de lo que nos sucede. A María aún le cuesta sacar algo positivo de lo que sucedió aunque “ahora pienso que si las cosas han pasado de esta manera era porque tenían que pasar ahora y no más tarde”. Aún así, la funegiroleña reconoce que “me cuesta asimilarlo. Todo es como una montaña rusa. Tengo días peores, otros días mejores, pero prefiero vivir el día a día y no pensar más allá”.
Siguiendo los pasos de su mayor referente
Todo esfuerzo tiene su recompensa, uno de los proverbios que más verdades esconde.
María, una luchadora innata, consiguió su gran recompensa en Doha. Para ella esta experiencia fue “algo increíble” pero no solo por lo conseguido, sino porque “fue un plus ir al Mundial y sentirme tan cómoda y tan bien físicamente”. Desde su punto de vista, esas fueron las claves para “alcanzar esta medalla que tanto esperaba después de tanto tiempo luchando”.
Una lucha que continúa por ella y en honor a su mayor referente: su padre. “Estoy luchando porque sé que hubiera sido lo que él hubiera querido para mí. Sé que le hubiera hecho mucha ilusión, sobre todo que no haya abandonado. Siempre me dejo claro que si le pasaba algo, tenía que seguir este camino que es lo que me hace y le hubiera hecho a él feliz”, confiesa María de Valdés a Oncesoles.
Posteriormente a su gran logro en el Mundial, la nadadora volvió a España con un nuevo objetivo entre manos. En su punto de mira estaba el Open de España que se celebraba en Sabadell. Allí, una vez más, se subió al podio, pero esta vez como campeona de España en la modalidad 1.500 metros libres con un tiempo de 16:26.55.
Ahora, y tras un poco de tregua, la nadadora, junto a su equipo, “nos sentaremos para terminar de planificar la temporada hasta agosto. Tendremos alguna competición como copas del mundo e internacionales. También tendremos concentraciones en altura, para poder ir preparada a los Juegos Olímpicos de la mejor manera”.
Meses son los que quedan para la llegada de París 2024, unos Juegos Olímpicos que serán los primero de María de Valdés. Por el momento, “no quiero meterme mucha presión”, por lo que la fuengiroleña prefiere “disfrutar de camino, seguir trabajando igual o mejor y corregir los errores que tuve en la carrera para poder hacer una prueba perfecta en los juegos”. Aún así, tiene claro cuál es su objetivo: “Obviamente quiero estar arriba con las mejore y hacer la carrera de mi vida”.
“Los sueños se cumplen”
Como María, muchas son las personas que persiguen sus sueños, pero también son muchas que deciden dejarlo en el camino. Para esas personas, la nadadora tiene un mensaje de aliento: “Que no lo dejen. Por muchas veces que te caigas te tienes que levantar. Al final el sacrificio de un deportista es lo te diferencia de los demás”.
Simplemente felicidad
Actualmente la fuengiroleña se dedica en cuerpo y alma a la natación, algo que “me hace muy feliz y me caracteriza ahora mismo como persona”. Para ella, la natación se ha convertido en un estilo de vida y “me ha dado mucha madurez, humildad y todos los adjetivos buenos que puede haber”. Y es que posiblemente, y como ella misma apunta en esta entrevista, “esto solamente te lo da el deporte y es lo bonito que nos define a los deportistas”.