El municipio de Manilva es reconocido por diversas cosas, pero cuando se habla de Manilva también se habla de viñedos. Las lomas que rodean la localidad están repletas de ellos, dedicándoles más de 450 hectáreas a este sector.
Las uvas de mesa es la principal producción. Conocida como moscatel de Alejandría se caracteriza por ser racimos de grano pequeño y con un sabor muy dulce.
Historia de la viña
La viña ha sido, sin duda, el principal motor de la economía de Manilva. Desde los primeros años del siglo XVI los viñedos le han dado un carácter especial al municipio.
Todo comenzó entre 1515 y 1520 con el duque de Arcos, señor del Condado de Casares, quien concedió las primeras tierras para viñas en los que en aquel momento eran los antiguos pagos de Manilva. A partir de ese momento, las lomas comenzaron a llenarse de viñedos, ocupando gran parte de las tierras destinadas a este cultivo.
Los años de máximo esplendor llegaron durante el siglo XVII y gran parte del siglo XVIII, ya que se produjo un auge en el comercio de vinos y aguardientes con comerciantes catalanes. Pero a partir de 1860 se aprecia una pérdida clara del viñedo, quedando únicamente como un cultivo residual. Las variedades que predominaban estas tierras eran los vidueños, los cuales se destinaban a las producciones del vino, existiendo así muchos lagares y bodegas dispersas por la zona.
Fue en el año 1920 cuando no resultaba raro encontrar en las tierras de Manilva alguna cepa de moscatel. En la llamada viña del Abogado se encontró, por primera vez, esta variedad de forma generalizada en toda la propiedad.
Una vez pasada la Guerra Civil Española, comienza a expandirse, de nuevo, el viñedo de Manilva. Se comienza a implantar el moscatel, quedando el vino en un segundo plano en la producción.
La época dorada de la viña llevó a realizar un homenaje a esta labor silenciosa del pueblo. Fue a finales de 1950 y principios de 1960 cuando el Ayuntamiento decidió organizar una fiesta para todos los ciudadanos del municipio y en especial para aquellas personas que a lo largo del verano realizaban un arduo trabajo en las viñas.
Fiesta de la Vendimia
El pasado sábado, 2 de septiembre, dio inicio esta celebración con la Santa Misa en honor a Ntra. Sra. de los Dolores, oficiada en la Iglesia de Santa Ana, donde el Coro de la Escuela Municipal de Música puso la voz y melodía.
Las fiestas continuaron con la procesión de la Virgen. Acompañada por la Banda Municipal de Música de Manilva y por jóvenes vestidas de aldeanas, paseó por las calles del municipio entre racimos de uvas para bendecir la próxima cosecha y proteger los viñedos y a los manilveños. Tras ello, se celebró la ofrenda de la uva y se llevó a cabo el concurso al racimo de mayor peso.
El domingo, 3 de septiembre, se celebró el tradicional domingo rociero. En la calle de Mar se inauguró la Feria de Día, pero la lluvia no permitió celebrar el desfile de caballistas manilveños. Aún así, el tiempo aguantó y la Fiesta de la Vendimia pudo continuar sin apenas problemas.
Entrada la tarde llegó el momento más esperado para todos los manilveños y manilveñas. La tradicional pisa de la uva, y la cata del primer caldo, hacía que todos los allí presentes se trasladaran hasta la plaza de la Vendimia para disfrutar de este gran momento.
Algunos vecinos, conocedores de los secretos de esta tradición que pasa de padres a hijos, subieron, como se hace cada año, para pisar este fruto que previamente ha sido esparcido en una amplia superficie. Con las pisadas consiguen romper los hollejos para que salga el mosto, al mismo tiempo que se provoca la siembra de las levaduras existentes en la piel de la uva.
Esta tradicional pisa de uva se realiza durante varias horas sobre una superficie cuadrada delimitada por un borde saliente y una leve inclinación hacia el punto central de uno de los lados. Es por ahí por donde el mosto se escurre hacia un depositoqueseencuentra situado en la zona inferior de la plataforma. Una vez ha salido el primer caldo de la temporada, los asistentes al evento pueden degustarlo, siendo muchos los curiosos que se animan a acercarse a Manilva a vivir este gran acto emotivo y multitudinario.
Pero además de todas las actividades programadas para la Fiesta de la Vendimia, algo que no ha podido faltar ha sido la música y la diversión que han llenado las calles del municipio de vida.
Con esta reconocida fiesta, que un año más vuelve a ser todo un éxito tanto para los vecinos de Manilva como para los visitantes, se vuelve a dar paso a un nuevo ciclo de la viña. Con la llegada del otoño, y el fruto ya recogido, el duro trabajo de la vendimia parte de cero una vez más.