Manilva es famosa en la provincia de Málaga por sus vinos y sus playas, pero existe en este municipio un atractivo más que quizá no tantos conozcan: su patrimonio. Histórico cruce de caminos durante siglos, por Manilva han pasado desde romanos, fenicios, musulmanes o cristianos, hasta llegar al día de hoy. Una tierra que, al estar próxima al estrecho de Gibraltar, ha sido codiciada por multitud de civilizaciones.
El Mediterráneo del siglo XVIII era un mar donde muchas potencias de la época deseaban asentarse. Nexo de unión entre tres continentes -Europa, África y Asia-, estaba conectado a España a través del Estrecho de Gibraltar. Todo esto hacía que navíos británicos, franceses, rusos, berberiscos, pero también piratas, se disputaran el dominio de sus costas, enfrentándose entre ellos en cruentas batallas. De hecho, a día de hoy, todavía yacen en el lecho marino numerosos pecios de la época hundidos tras un duelo naval.
Aquel siglo XVIII coincidió con el reinado de Carlos III, quien contaba con posesiones en el Pacífico, América, África e Italia. Este monarca fue quien puso sus ojos en Manilva, quien fue consciente de su importancia estratégica, quien mandó construir allí un castillo, el “Castillo de la Duquesa”.
El Castillo de la Duquesa.
El Castillo de la Duquesa fue construido en 1767 sobre los restos de una muralla de un antiguo castillo y villa romana. Se construyó como fuerte defensivo y en él se instaló un grupo de infantería y otro de caballería.
El rey Carlos III interesado en defender la zona decidió crear un fortín estratégico que permitiera atacar al enemigo, principalmente corsarios, y para dar cobijo a los caballeros allí destinados. Sus defensas constaban de cuatro cañones colocados en forma de semicírculo que apuntaban al mar para lograr la mayor cobertura posible. El castillo debía albergar a la “Batería de cuatro cañones de Manilva”, que constó de 29 personas.
La apariencia del castillo ha ido cambiando a lo largo de los siglos. Originalmente su distribución presentaba zonas completamente diferenciadas. La zona principal se distribuye sobre un patio de carácter rectangular desde el que se accedía a todas las dependencias. La entrada al castillo estaba defendida por un muro robusto que precedía a la puerta de acceso, además de un foso, que se salvaba mediante un puente levadizo. Dentro de las murallas del Castillo de la Duquesa había una capilla, una cocina, algunos pajares, así como otro tipo de dependencias.
Durante la Guerra de la Independencia, en el siglo XIX, los franceses ocuparon este castillo para poder controlar el paso de sus enemigos. En esta época fueron varios los ataques navales que sufre la fortaleza a los enfrentamientos con la marina inglesa. Cuando los franceses Argelia en 1830, los ataques de asaltantes y piratas descendieron drásticamente. A partir de entonces el Castillo fue perdiendo el valor militar.
El Castillo permaneció durante años vacío y sin tener ningún uso hasta que fue ocupado por el Cuerpo de Carabineros de la Costa. Se encargaban de evitar el contrabando, vigilar la frontera y proteger la costa.
La Duquesa cuenta aún en su interior con piezas de artillería y alberga así mismo diferentes salas de exposición con elementos rescatados en diferentes yacimientos arqueológicos de Manilva, así como un interesante museo dedicado a la esgrima en el que se conservan piezas históricas con una colección de artículos de esgrima, se puede visitar, convirtiéndose en un lugar que no deja indiferente a nadie. Además, durante varios años se ha llegado a convertir en un punto de encuentro de clubs internacionales de esgrima con torneos de varias categorías.
El Castillo de la Duquesa es a día de hoy un polo de atracción turística, no solo por su valor histórico, también por las diferentes actividades que acoge a lo largo del año como el poblado navideño o el mercadillo medieval que se instala cada verano alrededor de sus murallas.
Otros monumentos que no te puedes perder de Manilva
Además del Castillo de la Duquesa, Manilva cuenta con un amplio listado de lugares patrimonio que visitar.
- Iglesia de San Luis de Sabinillas
Esta Iglesia se encuentra en el núcleo urbano de San Luis de Sabinillas y está dedicada al patrón de este núcleo poblacional. Es una pequeña parroquia de carácter familiar. Su construcción es bastante reciente, de 1993.
En la fachada destaca el ladrillo visto de color rojizo, con un pequeño campanario central, un arco de media punta a la derecha y su parte inferior es soportada por un arco ojival.
- Iglesia de Santa Ana
Esta iglesia tan peculiar está situada en el centro del pueblo, más concretamente en la llamada Plaza de la Iglesia. Data del siglo XVI. Sus cimientos se construyeron sobre otros más pequeños entre los años 1530 a 1573. Contribuyeron a la construcción del nuevo templo el obispado, los vecinos del pueblo y el Duque de Arcos, señor de la villa. El maestro Felipe Pérez fue quien acometió la obra en el año 1776, obras que se prolongarían hasta 1783, año en el que se dieron por finalizadas.
La iglesia ha tenido desde entonces varias reformas. La última, se realizó a finales del siglo XIX y se hicieron modificaciones que afectaron a las cubiertas.
El exterior de la iglesia está revestido en su mayor parte por ladrillo y cemento. En su parte inferior se observan tres altos arcos y su parte central se abre un pequeño ventanal.
La Iglesia está dedicada a la Patrona de Manilva, Santa Ana. Cada año se celebra una fiesta en su honor el 26 de julio. Un acontecimiento perfecto para visitar el municipio.
- Torre Chullera
Chullera es una zona muy conocida por los manilveños y turistas debido a sus impresionantes playas con carácter protegido. No obstante, aparte de esto, existen también aquí dos torres almenaras que merece la pena conocer. Una de ellas es troncocónica y la otra -la más representativa por su conservación desde los tiempos nazaríes- es de base cruzada. Las torres se construyeron para proteger la zona de corsarios y piratas.
- Villa Matilde
Villa Matilde es una pequeña casa que compró Don Ignacio Infante, hermano de Blas Infante, conocido padre de la Patria Andaluza. Don Ignacio adquirió esta casa para poder descansar junto a su familia en el verano. Con el tiempo, los padres de la familia Infante se fueron a vivir a Madrid, pero este lugar fue el punto de encuentro para reunirse con sus hijos. Villa Matilde es uno de los puntos de interés incluido en la famosa ruta de Blas Infante para conservar la memoria histórica de este pensador andaluz.