Decía Gaudí que una de las cosas más bellas de la vida es el trabajo a gusto. Para el ilustre arquitecto catalán, cada obra debía estar cimentada con amor. Prueba de ello puede ser el Parc Güell, la Casa Batlló o, incluso, La Sagrada Familia. Esta última, quizás, es la mayor evidencia de ello. Una obra cocinada a fuego lento con más de 140 años de espera.
Quizás fue ese amor de su creador lo que le hizo convertirse en Patrimonio de la Humanidad, despertando así el devoto de millones de seguidores en todo el mundo. Una admiración que ha llevado a muchos ‘locos’ a construir sus propios espacios basándose en estos principios artísticos.
Nacido en el pueblo de Moclinejo (Málaga), Antonio Montañez lleva 28 años afincado en el municipio de Torremolinos. Allí no solo ha comenzado a disfrutar de su jubilación, sino que también ha encontrado un rincón para poder construir su propio universo junto a su familia.
Elaborada con sus propias manos y con materiales reciclados, a sus 72 años Montañez ha construido una vivienda llena multitud de mosaicos, figuras y dibujos. Todo ello, usando materiales que recuperaba de demoliciones y obras. Una obra artística en la que ha conseguido crear un espacio único lleno de color que sorprende a todo aquel que lo descubre paseando por la calle Tirreno.
“¿Aquí vivió Gaudí?” le pregunta un turista al observar la fachada exterior. Y no es para menos, ya que la casa está construida y decorada al puro estilo del modernista catalán.
Desde el taller donde trabaja cada mañana, cada día contempla como su obra consigue llamar la atención de todo aquel que paseando por Torremolinos se topa con una auténtica sorpresa.
Aunque aún se encuentra en proceso, ‘La casa Montañez’ – donde él mismo reside junto a sus hijos y nietos- se convertirá en unos meses en una vivienda-museo que estará abierta para todo aquel que quiera visitar la ciudad y vivir “una auténtica experiencia cultural”.
Así lo explica Montañez en una entrevista a Once Soles, donde reconoce cómo el arte ha marcado toda su vida: “No utilizo bocetos, solo pienso mentalmente en lo que quiero construir, lo dibujo en mi cabeza, bajo a mi taller y me pongo manos a la obra”, cuenta ilusionado.
Propietario de una popular empresa malagueña, Muebles Montañez -de la que ahora se encargan sus hijos-, asegura que su pasión al arte ha formado parte de su vida. Como carpintero dejaba siempre su seña de identidad. Sus clientes y amigos al pisar una cocina amueblada por él, sabían que se trataba de una ‘cocina Montañez’.
“Cuando eres un enamorado de la cultura y el arte, cualquier cosa que hagas le dejas tu sello. Puede ser poner dos piedras en una pared, hacer una curva y un mosaico o construir una casa”, explica.
Una pasión a la que le ha dedicado toda su vida: “Aprovecho cada segundo. Trabajo día y noche, mi mente está continuamente pensando lo que puedo crear y representar”.
Así, día tras día, Antonio comienza desde muy temprano en su taller -ubicado en la parte inferior de la casa-. Con sus propias manos, comienza a diseñar mosaicos y formas que van poco a poco formando la futura vivienda-museo. Una entrega y dedicación que, asegura, “le nace de su interior”.
Su familia puede dar fé de ello. Su mujer, Charo, junto a sus hijos y nietos no solo comparten esta vivienda, sino que son fieles testigos de la dedicación al arte de Antonio tras haber formado juntos “un espacio familiar” al más puro estilo Montañez. De ello, Montañez asegura sentirse “enormemente” afortunado: “Nunca habría imaginado que en mi vejez podría vivir con mi familia. Agradezco cada día que me levanto y veo a mis nietos, es lo que mantiene la llama de sentirme joven y con ganas de crear y construir obras como esta casa”, explica emocionado.
Pinceladas a su historia familiar
Aunque el arte y la cultura han formado parte de su vida, siendo una de sus mayores pasiones, afirma que su familia es otro de sus “grandes amores”. Algo que puede verse reflejado al observar cada rincón de esta impresionante vivienda, donde a través de sus mosaicos dedica pequeños homenajes a todos los que le han acompañado durante todos estos años.
“Cuando empecé a construir esta casa pensé en el entorno que me rodeaba, en mis hijos, en mi mujer, en mis nietos y en mis padres. Cuando empiezas a pensar de esta forma, crear es mucho más fácil”, asegura.
Fue así como diseño, por ejemplo, las figuras que aparecen junto a las ventanas. Acompañadas de los nombres ‘Jorge’ y ‘Marina’, dos grandes cigüeñas representan a sus dos hijos. Si seguimos rodeando la casa, en el lateral derecho se encuentra un espacio dedicado a su mujer: “Construí un barco que representaba a mi familia, le pregunté a mi mujer quién lo capitaneaba. Yo lo tenía claro, pero ella me lo confirmó. Así que escribí su nombre junto al barco, Charo”, cuenta entre risas.
Sin olvidarse nunca de sus raíces a sus padres les dedica una obra -ubicada en el patio de la casa- representando una botella de vino y una copa, con la que busca “reflejar su historia familiar” a través de metáforas y guiños. Y, por supuesto, a sus nietos, a quienes los dibuja a través de piruletas de colores con las que, en función de su tamaño, representa a cada uno de ellos.
Futura vivienda museo en Torremolinos
Pero la historia que esconde este futuro museo va mucho más allá. Si hay algo que caracteriza al artista, es el “saber valorar y apreciar” cada detalle del lugar al que pertenece. Por ello, refleja también la esencia de la provincia de Málaga y de la Costa del Sol. Desde Torres Vigías, hasta burros que recuerdan la vida en el pasado de los pueblos andaluces o la cabra payoya, característica de la zona.
La visita, según adelanta Montañez, permitirá conocer toda la zona del exterior y también parte del interior, recorrer su patio y rodear la casa. Además, también incluirá “una visita a la bodega” donde se podrá disfrutar de la decoración interior y una exposición de juguetes antiguos. Un recorrido de aproximadamente 500 metros, donde también se podrán disfrutar de diferentes exposiciones de pintura o escultura.
Será así una experiencia cultural que, tal y como asegura su autor, “aportará a Torremolinos aún más valor”. Montañez se siente “muy orgulloso” de contribuir al valor cultural de la ciudad: “Todas estas cosas son importantes para un lugar. Aunque es cierto que ya hay mucho que visitar aquí, esta casa le va a aportar aún más cultura y arte y, para mí, es una satisfacción enorme. Creo que los torremolinenses y todos los visitantes van a saber reconocerlo. La inauguración de este museo puede suponer un antes y un después en Torremolinos”, concluye.