WWF ha hecho un llamamiento urgente a los países para proteger el 80 por ciento de los bosques amazónicos en 2025 para establecer una transición hacia una Amazonía «ecológicamente saludable» y ha alertado de que al menos el 18 por ciento de estas áreas ya se ha perdido por completo, mientras el 17 por ciento adicional se está degradando.
La demanda parte del Informe ‘Amazonía Viva 2022’, presentado por WWF este martes en el marco de la XXVII Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU que se celebra en Sharm-El Sheik (Egipto) y que advierte de que continuar perdiendo este bioma «afectaría» el sustento de alrededor 47 millones de personas, pondría en riesgo la seguridad alimentaria y haría imposible mantener el aumento de temperatura del planeta por debajo de 1,5°C.
Por ello, WWF reclama un esfuerzo global y ha lanzado la iniciativa 80×25, que busca proteger el 80 por ciento de la Amazonía en 2025 para establecer una transición hacia una Amazonía «ecológicamente saludable».
El estudio refleja que sin una acción «urgente» el bosque tropical podría llegar a un punto de no retorno que afectaría directamente los medios de subsistencia de los 47 millones de personas que viven en la Amazonía, 511 grupos de pueblos indígenas, el 10 por ciento de la biodiversidad del planeta y agravaría las crisis mundiales de clima y biodiversidad.
La ONG recuerda las «severas advertencias» formuladas por el Panel Científico para la Amazonía (SPA) durante la pasada Cumbre del Clima (COP26) que se celebró hace justo un año en Glasgow (Reino Unido) pero lamenta que un año después, la deforestación se sigue acelerando en vez de disminuir.**Su mantenimiento, según WWF, debe ser un objetivo «vital» porque sin la selva amazónica no se podrá retener el calentamiento global dentro de 1,5 °C puesto que almacena entre 367 y 733 Gigatoneladas (Gt) de dióxido de carbono (CO2) en su vegetación y suelos.
Por otro lado, recuerda el carbono almacenado durante siglos en la Amazonía también se está liberando a un ritmo acelerado debido a la deforestación, los incendios y las actividades productivas no sostenibles.
La propuesta de la ONG requerirá ampliar las áreas protegidas y los territorios indígenas protegidos (actualmente la mitad del bioma) que deben ser gobernados y gestionados equitativamente, junto con enfoques integrados de gestión del paisaje para la conservación y desarrollo sostenible.
Al mismo tiempo, reclama un «compromiso político de alto nivel» que aborde directamente los principales impulsores de la pérdida de la Amazonía, como son la deforestación, la minería ilegal, la corrupción, el uso indiscriminado de la fauna y otros recursos naturales, y la infraestructura planificada sin consideraciones ecosistémicas.
El director de la Unidad de Coordinación Amazónica de WWF y de WWF Perú, Kurt Holle, ha defendido que cumplir con el objetivo del 80×25 es parte de un esfuerzo global para establecer una transición hacia una Amazonía ecológicamente saludable. «Esto requiere un cambio hacia la equidad social, el desarrollo económico inclusivo y la responsabilidad global», valora.
«L Amazonía se encuentra atrapada en la intersección entre la crisis climática y la de biodiversidad, donde la destrucción de sus ecosistemas está reduciendo la posibilidad de que la temperatura aumente no más de 1,5°C», ha manifestado el director regional de WWF para América Latina y Caribe, Roberto Troya.