Familiares y amigos despiden desde la mañana de este martes a Julián Muñoz, exalcalde de Marbella, que falleció esta madrugada a los 76 años en el hospital en el que estaba ingresado desde hacía más de una semana debido a un empeoramiento de su salud por el cáncer de pulmón que sufría.
Así, la familia se encuentra desde primeras horas en el camposanto marbellí hasta donde se han desplazado también amigos y antiguos compañeros del exregidor a lo largo de todo el día para darle el último adiós, como el exasesor de Urbanismo marbellí, Juan Antonio Roca, y la exalcaldesa Marisol Yagüe, ambos juzgados como Muñoz en el caso ‘Malaya’.
Según ha podido saber Europa Press, está previsto que en la tarde de este martes la familia celebre un acto religioso de despedida «absolutamente íntimo». Después, Muñoz será incinerado.
Muñoz ingresó en el hospital marbellí el domingo día 15 de septiembre de urgencia tras sufrir un empeoramiento en su estado de salud. Desde ese momento, la familia ha estado a su lado en el centro hospitalario, sobre todo su mujer Maite Zaldívar y su hija Elia, así como su nieto.
Julián Muñoz nació el 24 de noviembre de 1947 en El Arenal (Ávila). Fue concejal en distintos equipos de gobierno del Grupo Independiente Liberal (GIL) en Marbella desde 1991, con Jesús Gil como regidor, actuando como alcalde accidental en numerosas ocasiones, por la inhabilitación de este.
Posteriormente, estuvo al frente del Ayuntamiento poco más de un año, de mayo de 2002 a agosto de 2003, cuando fue desalojado de la Alcaldía por una moción de censura.
Muñoz ha estado en la cárcel inicialmente por varias condenas por delitos relacionados con la autorización de licencias urbanísticas; pero sus procedimientos judiciales más conocidos fueron el caso ‘Malaya’, contra la corrupción en el Ayuntamiento marbellí; y el caso de blanqueo en el que también fueron juzgadas Maite Zaldívar y la cantante Isabel Pantoja, que fue su pareja.
En ‘Malaya’ fue condenado a dos años de prisión y en el caso de blanqueo de capitales, a siete años de cárcel. Su línea de defensa siempre ha sido la misma en todos los procesos: que firmaba todos los documentos que le ponían por delante sin saber el contenido; «firmaba hasta el capó de los coches»; ya que se fiaba de los técnicos.
Tras varias entradas y salidas de prisión, obtuvo el tercer grado penitenciario –solo tenía que ir a dormir a un centro de inserción social– por enfermedad y en junio de 2021, la libertad condicional por «pluripatología grave e incurable», según los informes médicos de ese momento, en el que sufrió varios infartos y un ictus.