Un avance en la comprensión de cómo y por qué algunos tumores cancerosos son particularmente agresivos y no responden a los tratamientos, ha atribuido la culpa a cadenas desprendidas de ADN rebelde. El descubrimiento implica varias formas documentadas de cáncer, incluidos los de mama, pulmón y cerebro, y también ofrece esperanzas para identificar y tratar estos tumores en futuros pacientes.
El centro del descubrimiento es el ADN extracromosómico (ecDNA), un fenómeno poco frecuente en el que fragmentos de ADN se separan de los cromosomas y quedan flotando dentro del núcleo celular. Una serie de artículos publicados por investigadores de Estados Unidos y el Reino Unido, descubren que este tipo de ADN está presente en células tumorales de cánceres agresivos y resistentes al tratamiento, ya que contienen genes que impulsan el cáncer y suprimen el sistema inmunológico, y su replicación caótica contribuye al crecimiento tumoral.
«Esto no es solo un descubrimiento sobre lo que puede hacer que el cáncer sea tan malo, en realidad está señalando el camino hacia un nuevo conjunto de terapias», afirma Paul Mischel, profesor de patología en la Universidad de Stanford. «Hay un camino a seguir para desarrollar nuevos tratamientos porque este tipo de ADN es diferente y crea vulnerabilidades que son diferentes».
La buena noticia es que se ha descubierto que los medicamentos llamados inhibidores de CHK1 destruyen las células tumorales que contienen ADNec en ratones, cuando se administran junto con un medicamento anticancerígeno tradicional. David Scott, director de Cancer Grand Challenges en Cancer Research UK, afirma que «al atacar el ADNc, podríamos cortar la línea de vida de estos tumores implacables, convirtiendo un pronóstico terrible en uno tratable”. Este descubrimiento abre la puerta a nuevas terapias para tratar el cáncer, al identificar vulnerabilidades específicas asociadas al ecDNA.