Hasta ahora, las mutaciones en los genes han sido reconocidas como la principal causa del cáncer, impulsando el crecimiento descontrolado de las células. Sin embargo, un nuevo estudio ha identificado cientos de nuevos genes que podrían provocar cáncer, ampliando significativamente las posibles dianas terapéuticas para el tratamiento de la enfermedad.
Se trata de un nuevo descubrimiento de los investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG). El estudio, publicado en la revista ‘Nature Communications’, predice que los mecanismos no mutacionales son igualmente frecuentes. Los investigadores utilizaron un algoritmo para encontrar 813 genes que ayudan a las células cancerosas a proliferar mediante alteraciones en un mecanismo molecular que, a menudo, pasa por alto. Se llama splicing y, al igual que los mutaciones, puede ser objeto de tratamiento con medicamentos para controlar la progresión de la enfermedad.
«Si tenemos en cuenta el splicing, creemos que podría haber el doble de genes diana para controlar el cáncer. No se trata de oncogenes clásicos, sino que presentan una clase completamente nueva de posibles impulsores del cáncer a los que se puede atacar tanto de forma aislada como en sinergia con estrategias existentes», asegura Miguel Anglada-Girotto, coautor del estudio y estudiante de doctorado en el CRG.
El estudio encontró poca superposición entre la lista de genes que impulsan el cáncer a través del empalme en comparación con los impulsores de cáncer mutados. Tan solo una décima parte de los genes identificados -9,1%- en el estudio también están en la base de datos COSMIC. La gran mayoría -62,5%- son potenciales impulsores del cáncer que se han pasado por alto al no encajar en el modelo tradicional de la enfermedad centrado en las mutaciones.
«Esto nos indica que el empalme podría ser un mecanismo en gran medida independiente que impulsa el cáncer, complementario a las vías mutacionales bien conocidas», explica Anglada-Girotto.