El Hospital La Fe de Valencia y el Hospital Provincial de Castellón han administrado la vacuna experimental contra el cáncer de pulmón de células no pequeñas, con el propósito de averiguar si es seguro y eficaz reforzar con esta vacuna la terapia actual. Esta investigación clínica de nivel mundial cuenta con la participación de un centenar de pacientes.
La vacuna en cuestión es la BNT116, que se puede administrar sola o en combinación con el cemiplimab, otro medicamento empleado para tratar varios tipos de cáncer, cuya función es fortalecer la respuesta inmunitaria del cuerpo ante los tumores.
Óscar Juan, oncólogo de La Fe e investigador del IIS La Fe, ha declarado que «la vacuna tiene un diseño comparable al de las vacunas contra la COVID-19, es decir, es una vacuna que contiene seis diferentes ARN frente a seis antígenos tumorales. A través de una porción de material genético de un virus se introducen en el organismo instrucciones para producir por las propias células nuevas respuestas inmunes contra el tumor y aumentar al mismo tiempo las ya existentes».
A su vez, Alfredo Sánchez, jefe de servicio de Oncología Médica en el Hospital Provincial de Castellón, ha remarcado que «a la ya conocida alta probabilidad de beneficio de los pacientes altos expresores de un biomarcador (PD-1), se suma en este ensayo la administración de la vacuna BNT116, cuyo objetivo es aumentar la respuesta inmunitaria del paciente».
Debido a esto, y tal y como ha informado Sánchez, «la combinación de la vacuna junto al anti pdl1, en este caso cemiplimab, puede aumentar las opciones de respuesta y prolongación de supervivencia en un subgrupo de pacientes con cáncer de pulmón avanzado».
Resumiendo, la misión de esta vacuna es fortalecer la respuesta inmune del paciente contra el tumor, buscando eliminar las células tumorales «de una forma similar a lo que sucede con las enfermedades infecciosas, consiguiendo respuestas duraderas y con menor toxicidad al preservar las células sanas a diferencia de la quimioterapia», concluye Óscar Juan.
El cáncer de pulmón es la principal causa de muerte en el mundo occidental, tanto entre los hombres como entre las mujeres, y representa más del 18% de todos los fallecimientos por cáncer, debido a que se diagnostica en muchos casos cuando la enfermedad ya está muy avanzada. Además, en España se confirman más de 22.000 nuevos casos cada año.
Sin embargo, gracias a la Fundación Jiménez Díaz y a los otros tres hospitales de Quirónsalud, existen datos muy esperanzadores: más del 60% de los casos se han detectado en estadios iniciales, aún tratables, y la supervivencia global a los cuatro años del diagnóstico es del 95%.
La detección precoz se debe a un programa de cribado poblacional de cáncer de pulmón mediante la realización de un TAC de baja dosis de radiación a las personas de alto riesgo. El propósito de los TAC de seguimiento es la identificación de nódulos pulmonares nuevos, así como el seguimiento de los nódulos pequeños identificados en la prueba inicial.
Si los resultados del TAC son normales, se realiza un TAC de seguimiento anual. En caso de detectarse un cáncer de pulmón, se realizan las pruebas habituales y se inicia el tratamiento pertinente.