Emilia Lozano, una mujer de 71 años, ha demostrado que la solidaridad no tiene edad ni límites. Al ver a jóvenes migrantes desamparados en el barrio de Hortaleza, en Madrid, decidió abrir las puertas de su hogar para brindarles refugio. Lo que comenzó como un acto de compasión hacia tres chicos se convirtió rápidamente en una misión de vida. “Eran niños de 15 años con historias terribles”, recuerda Emilia, quien poco a poco ganó la confianza de estos jóvenes que lo habían perdido todo.
Con el apoyo de su marido Luis y los vecinos de La Puebla de Almoradiel, Emilia logró transformar una casa vacía en un verdadero hogar para estos chicos expulsados del sistema. “En la calle tú no duermes”, les decía Emilia, y esa promesa la llevó a fundar la organización “Somos Acogida”. En solo unas semanas, la comunidad se movilizó: un vecino donó una lavadora, otro una bicicleta, y pronto la casa estuvo lista para recibir a los migrantes. Desde entonces, más de 37 jóvenes han encontrado en este lugar no solo un techo, sino la oportunidad de reconstruir sus vidas.
Emilia busca brindar a estos chicos una oportunidad porque como afirma “siempre he creído en la igualdad y creo que cuando ellos llegan a España son iguales que nosotros y hay que ayudarles”. Emilia les apoya a la hora de conseguir los permisos de trabajo y en la búsqueda activa de empleo y ya cuenta con 20 casos de éxito, personas que pasaron por su casa y con los que continúa manteniendo el contacto.
Gracias a su generosidad y su entusiasmo, Emilia se ha convertido en un pilar fundamental para los 37 jóvenes que han pasado por el centro o por su casa. “Emilia es como mi madre aquí”, cuenta uno de los acogidos.
“En este momento tenemos cinco acogidos”, declara Emilia, que reconoce que tienen dificultades económicas para poder cubrir todas las plazas disponibles y reclama a las instituciones que se involucren y apoyen proyectos como el suyo.