Los científicos llevan mucho tiempo teorizando sobre la existencia de cuevas lunares, pasadizos subterráneos formados por procesos volcánicos que están conectados a las fosas que cubren la superficie de la Luna. Ahora, un equipo internacional de investigadores encontró la primera prueba directa de que la fosa lunar más profunda conocida conecta con una cueva que podría servir de refugio a los astronautas.
Identificar zonas en la Luna que puedan proteger a los humanos y a los exploradores robóticos del duro entorno lunar –incluidas la potente radiación y las temperaturas extremas– podría ser crucial para la futura exploración espacial, ya que países como Estados Unidos y China compiten por establecer una presencia humana a largo plazo en el satélite natural más cercano a la Tierra.
Para encontrar la cueva, el equipo estudió mediciones de radar de archivo de una fosa situada en una vasta llanura llamada Mare Tranquillitatis, o Mar de la Tranquilidad, que fue el lugar de aterrizaje de la misión Apolo 11 en 1969.
El Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA recogió los datos de radar en 2010 utilizando longitudes de onda para detectar lo que había bajo la superficie. Analizando los datos, los investigadores hallaron espacio vacío a una profundidad subterránea de entre 130 y 170 metros, según su estudio publicado el lunes en la revista Nature Astronomy.