«Vine a España por amenazas. Tuve que dejar mi casa. Llegué con una mano delante y otra detrás. Traje una sola maleta y mis papeles. Vine a Málaga Acoge. Me transmitieron calma y esperanza, me dijeron que todo iría bien». Son las palabras de una de las miles de personas que han sido ayudadas y respaldadas en Fuengirola por Málaga Acoge, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja para «atender a todas las personas vulnerables de la sociedad y, fundamentalmente, a los inmigrantes».
Así lo explica Pedro Rodríguez, voluntario e integrante de la Junta Directiva, en una entrevista a AZ Costa del Sol: «Cuando llegué a la asociación me encomendaron la tarea de trabajar con los mal llamados MENA. Aprendí muchísimo. Me encontré con personas maravillosas, no son como nos hacen ver».
Su relato forma parte del gran equipo humano que conforma Málaga Acoge, la primera asociación dedicada en exclusiva a la promoción de los inmigrantes en la provincia de Málaga. En ella trabajan más de 40 profesionales, a los que se suman todos los voluntarios que colaboran día a día.
Fue en el año 1990 cuando abrió sus puertas por primera vez en Málaga capital. Un año más tarde, abrió la sede en Fuengirola. En la actualidad cuenta ya con cinco sedes repartidas por toda la provincia -dos en Málaga, una en Fuengirola, una en Torre del Mar y una en Antequera-.
Desde sus orígenes, la asociación trabaja para ofrecer una segunda oportunidad a todo aquel que lo necesite. Una ayuda que ha ido evolucionando en estos 35 años y que ha logrado ir ampliando sus áreas de trabajo: «Para los próximos años, nos hemos planteado trabajar en las siguientes áreas: jóvenes, género, administración, empleo y formación, protección internacional, voluntariado y jurídico. Con estos espacios pretendemos llegar de manera más eficiente a los usuarios, a las personas que intentamos ayudar», explica Rodríguez.
Un trabajo multidisciplinar que se organiza de forma coordinada por todas las áreas: «Primero pasa por un primer filtro a nivel de acogida, que es donde detectamos la demanda y la necesidad que tiene la persona. A partir de ahí, dependiendo de lo que nos vaya solicitando, se le daría una cita individualizada con la técnica de referencia, ya sea para orientación laboral, social o jurídica”, explica María Fernández, técnica en el área de Intervención Social.
Además, la sede cuenta con tres pisos de protección internacional -ubicados en Fuengirola y Mijas- y uno de sadhana, enfocado a mujeres solas o con menores: «Lo que se hace en estos pisos desde la asociación es un acompañamiento a la familia; todo lo que tenga que ver con la vivienda, desde el mantenimiento de los pisos, el apoyo a gestiones administrativas, talleres para organizar las labores domesticas…etcétera», indica Fernández.
Una asociación que, tras toda la ayuda ofrecida a mujeres víctimas de violencia de género, se ha convertido en uno de los punto violeta de la provincia: «Muchas de ellas vienen ya con denuncias, tienen unos previos y se realiza un acompañamiento. Pero también vienen mujeres que ni se han identificado como víctimas pero que, a puerta cerrada, nos van comentando su situación», afirma Rosalía Cuenca, trabajadora social.
Algunas de estas víctimas no llegan solicitando ayuda en el área de Género, sino que son detectadas en otras áreas previamente: «Algunas son derivadas de áreas como la de empleo, y nos lo notifican las compañeras. Nosotras lo que hacemos es proporcionarle todos los recursos y medios para que esa persona pueda salir de esa situación, sobre todo del peligro», explica Cuenca.
Una ayuda que, según asegura el equipo humano de esta asociación, se devuelve en aprendizaje: «El aprendizaje es mutuo. Muchas veces no es lo que tú enseñas, sino lo que ellos también te están enseñando. Aquí llegan personas que culturalmente están muy por encima de lo que pensamos que pueda estar una persona inmigrante», indica María Fernández. Algo que también comparte su compañera, Rosalía Cuenca, quien asegura que «las personas no son vulnerables, sino que las vulnerabiliza el sistema».
Todo ello tan solo es una pequeña parte del gran trabajo profesional que realiza Málaga Acoge, donde el voluntariado supone un pilar fundamental. A todos ellos les une una misma misión: tenderle la mano a todo el que lo necesite. Un trabajo invisible, que pasa desapercibido para la sociedad, pero que supone una gran ayuda para todo aquel que llama a la puerta de esta asociación con la esperanza de encontrar una nueva vida.