El Alzheimer es una de las enfermedades más difíciles de afrontar para el ser humano. Por momentos, te despoja de tu forma de ser, tus recuerdos… En definitiva, de tu vida. No todo el mundo la sufre de la misma manera, pero sí que todos necesitan ayuda para sobrellevarla. Y, en ese sentido, la Asociación de familiares de enfermos de Alzheimer y otras demencias de Fuengirola-Mijas costa es un salvavidas entre tanta incertidumbre.
AZ Costa del Sol quiso compartir una mañana con los trabajadores y pacientes del centro de día de esta AFA con motivo del Día Mundial del Alzheimer, que se conmemora en este 21 de septiembre. Una mañana de talleres y clases, además de su gimnasia correspondiente, que permiten a nuestros mayores realizar ejercicios importantes para recordar sabores, palabras, sonidos… y relacionarlos correctamente.
La AFA Fuengirola-Mijas Costa nació en 2003. Su presidenta, Paqui Lebrón, reconoce que los meses de septiembre son «especiales», pues se hace un trabajo intenso «para concienciar sobre esta enfermedad y tratarla como se merece». Señala, asimismo, que «cada vez hay más personas jóvenes con esta enfermedad» y muchos o no se dan cuenta, o «no acuden a ningún especialista para que le oriente».
Este vital centro para la Costa del Sol tiene 40 personas en lista. Lo positivo es que están a la espera de una ampliación de las instalaciones que ha sido aprobada por el Ayuntamiento y que se llevará a cabo antes de junio de 2026. «Muchas veces son los propios familiares los más reacios a traerlos, pero cuando ven lo bien que están… se emocionan. Cuando ven que antes ni se reían ni hablaban, aquí interactúan, cantan y bailan incluso. Muchas veces comentan que tendrían que haberlos traído antes, pero nunca es tarde», subraya Paqui.
Carmen, una historia de lucha contra el Alzheimer y el cáncer
Una de las monitoras más queridas de la AFA, Sonia, nos abre las puertas de uno de sus talleres que ayuda a testear los sentidos. Ahí, antes de arrancar esa clase con unos diez mayores, podemos charlar con Carmen, que mantiene la sonrisa a toda costa. Ella está recibiendo sesiones de quimioterapia, ha sufrido varias enfermedades graves y, actualmente, vive sola. «Que no lo duden» es lo primero que afirma para aquellos que tengan indicios de Alzheimer y estén dudando si acudir a un centro como este.
Carmen celebra que tiene gimnasia y pilates durante la semana. Comenta entre risas que «al principio» le costaba mucho, pero ya va mejor. Solo tiene elogios para la gente de la AFA: «Maravillosa. Yo estuve viendo otros centros y nada más salir le dije que aquí. Sonia es fenomenal. Yo venía bastante trastornada por un problema en las venas de la cabeza, pero el personal y los compañeros son maravillosos». Sus compañeros y ella son «un equipo», aunque todo buen equipo tiene de vez en cuando discusiones, como señala sonriendo a sus ya amigos.
Y uno de ellos es Manuel, algo más mayor y tímido. Aunque solo lleva unos meses, ya se ha ganado el cariño toda la Asociación. Además, cumple una función fundamental (varias, de hecho). Es el cuidador de varios de sus compañeros, a los que ayuda a desplazarse y en cualquier otro menester. Aparte, aprovechando su buen manejo de idiomas, imparte las clases de alemán en el taller de idiomas que tiene la AFA. Una caja de sorpresas.
Manuel sufre pérdidas de memoria en un plazo corto de tiempo. Lo lleva bien. Entre todas las que dan, él no se queda con alguna clase en concreto, le gustan «todas, en general». «Estoy muy a gusto, contento desde el primer día. Cuando me aceptaron, me alegré mucho», cuenta emocionado, antes de añadir: «Le agradecería con todo el alma el trabajo que hace a la Asociación. Es uno de los mejores sitios que hay por aquí». Dan fe muchos de sus pacientes, sobre todo por su forma de encarar la enfermedad: no temer el Alzheimer, solo enfrentarlo y mostrarle una sonrisa.