Desde hace unas semanas el Club de Fútbol de Cancelada ha incorporado a su plantilla seis nuevos fichajes venidos directamente desde Ucrania. Tras huir de la terrible guerra en su país, estos pequeños han encontrado en el deporte un lugar donde volver a sentirse niños, además de una valiosa herramienta de integración. Jesús, miembro de la directiva, ha explicado a AZ Costa del Sol con alegría como el club ha recibido con los brazos abiertos a los nuevos jugadores y ha expresado que la solidaridad es uno de los valores más importantes en el CF Cancelada.
Fue a través de la Peña Malaguista De San Pedro de Alcántara cuando el CF de Cancelada conoció la llegada de estas familias y, según ha explicado Jesús, no dudaron en abrirles sus puertas: «Cuando nos enteramos no lo pensamos ni un momento, les acogimos a todos sin problema, les tratamos como más integrantes de la familia«. A pesar de la barrera del idioma, los seis niños entrenan hoy con normalidad junto al resto de compañeros y, poco a poco, van integrándose en el equipo: «Tenemos a un chico que a veces nos ayuda con el idioma pero en el fútbol el lenguaje es muy visual, los entrenadores realizan los ejercicios y los pequeños lo imitan, no estamos teniendo mucho problema con ello», expone Jesús.
Los nuevos jugadores del CF Cancelada han encontrado refugio en la Costa del Sol gracias a Oxana, una ucraniana residente en Estepona desde hace mas de 10 años, que ha acogido en su casa a un total 18 personas llegadas de su país, entre familiares y amigos. «Desde el principio de la guerra estaba muy atenta a ellos, me llamaban en cada momento avisándome de que estaban vivos y en cuanto pude les ayudé para que se vinieran a refugiarse a casa», cuenta.
Oxana ha agradecido al club por acoger a los pequeños: «Muchas gracias a Jesús y al club por dejar a estos niños jugar al fútbol, cuando llegaron estaban deseando poder volver a jugar y están ahora muy felices«.
Una bonita historia de solidaridad donde se muestra la cara más positiva del fútbol. Un deporte que está sirviendo para integrar no solo a los pequeños refugiados, sino también a sus madres, devolviendo esa niñez e inocencia que la guerra les arrebató hace unas semanas.