Hace tres meses Ángel Rodríguez llegaba a Estepona con el propósito de dirigir al primer equipo de la ciudad en un momento en el que el conjunto rojillo no se encontraba en una dinámica positiva.
Tras el cese del anterior entrenador, Ángel Rodríguez se decidió “por un proyecto con ciertas dudas”. El inicio de temporada no fue para nada el esperado, “el equipo no había empezado nada bien y el proyecto era para pensar en cosas mayores”. Después de mucho trabajo, teniendo en cuenta que “nos ha costado arrancar con las victorias”, a día de hoy “estamos en un momento en el que estamos haciendo las cosas bien”.
El CD Estepona milita en Segunda Federación, una categoría que apareció hace unos años y que “cuenta con equipos muy potentes de capitales de provincia”. Los de Ángel Rodríguez pertenecen al Grupo IV -de los cinco que componen la categoría- “uno de los más difíciles con un nivel alto a pesar de que Segunda RFEF parezca una categoría baja”.
Desde su llegada, la afición “me ha tratado muy bien”. Para el técnico los valores que transmiten los seguidores del club han hecho que “me haya adaptado fácilmente”, ya que “intento dar también esa entrega y cariño que ellos dan”.
Ángel Rodríguez no tiene claro que esperar de este año 2024 pero si desea “que sigamos en esta línea, que podamos conseguir los objetivos que nos hemos marcado y que al final de temporada podamos decir que la gente de Estepona se ha sentido satisfecha con el equipo, con el entrenador, con el cuerpo técnico y con cualquiera de los integrantes de la primera plantilla del Estepona”.
Su llegada a los banquillos
El recorrido de Ángel Rodríguez es bastante amplio. Cinco meses después de su retirada en 2009 comenzó a entrenar junto a Paco Herrera, con quien ya había coincidido a lo largo de su carrera deportiva. Junto a él conquistan los banquillos del Villareal B, el Celta, el Zaragoza, Las Palmas, el Valladolid o el Sporting de Gijón. Grandes años en los que consiguieron varios ascensos con el Celta de Vigo o la UD Las Palmas, “son logros muy importantes. Son momentos y vivencias espectaculares de recordar”.
En el año 2020 decide emprender un nuevo camino en solitario como entrenador y se adentra en las filas de la UP Langreo. Al año siguiente se traslada a Pontevedra y consigue el ascenso a Primera RFEF. “Te sientes partícipe de todos los logros conseguidos por el equipo. La gente te reconoce y te agradece lo que has hecho. Es de los momentos más bonitos en el mundo del deporte porque hay que tener en cuenta que para conseguir un objetivo hay un camino arduo que recorrer cada día”.
Llega la temporada 2022-2023 y el fútbol le muestra la cara más amarga al dirigente. Su paso por el Hércules no era el que se esperaba: “A nivel profesional son muestras que te hacen mejorar. Te hace que repases todo aquello que creías que estabas haciendo bien y ver el motivo por el que ha sucedido. Al final todo tiene una razón. Las consecuencias normalmente las paga el entrenador con el despido o el cese. Pero es algo que siempre te tiene que ayudar a mejorar”, comentó a este medio.
Una etapa brillante como futbolista
Como casi todos los niños, Ángel Rodríguez comenzó a dar sus primeros pasos con el balón en el patio del colegio. Sus inicios fueron en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), donde pertenecía al equipo de su barrio. Escuela de Fútbol Sant Gabriel, Europa o Barcelona fueron algunos de los escudos que defendió hasta que en su época senior decidió dejar atrás tierras catalanas para emprender un camino con mucho futuro.
El Alcoyano fue el primer equipo que le abrió las puertas al fútbol semiprofesional. Después de estar un año en Segunda B decide poner rumbo a las Islas Canarias para militar en el CD Mensajero.
Su debut en el fútbol profesional llegaría gracias al Córdoba. A partir de ese momento viste las camisetas de la UD Las Palmas, Numancia -donde consigue un ascenso a Primera División-, Sevilla, Osasuna, Polideportivo Ejido, Recreativo de Huelva y -de nuevo- Alcoyano.
Tras varios años en lo más alto, decide volver al fútbol modesto jugando en el Roquetas y sería en 2009 cuando decidiría colgar las botas en el Villa Santa Brígida. Por aquellos años, Ángel Rodríguez ya veía que su carrera como jugador “iba a llegar a su fin”. Por lo que en ese momento tomó una decisión “que no me supuso ningún trauma”.
El fútbol visto desde dos perspectivas
Él mismo, que ha visto el fútbol desde dos perspectivas diferentes, se atreve a confirmar que “a día de hoy la mejor etapa que se puede vivir ligado al mundo del fútbol es la del futbolista”.
Como toda profesión, la del fútbol también tiene su parte buena como “todo el mundo que te encuentras por el camino, sobre todo los niños que viven este deporte como algo especial y que te tienen como referente”, pero también tiene partes malas como “las lesiones. Yo no tuve ninguna, pero tuve compañeros que tuvieron lesiones que les obligó a abandonar el fútbol”. Aún así, el técnico prefiere quedarse “con todo lo bonito que te da el fútbol”.