No tiene sentido nada de lo que pasó este sábado en el esperado derbi malagueño entre el CD Estepona y el Juventud de Torremolinos, que jugó con un futbolista menos desde la primera parte por la expulsión de Ibán Ribeiro. Ambos conjuntos se terminaron repartiendo los puntos en un final de locura.
Continúa invicto el Torremolinos (1 victoria, tres empates), pero está claro que termina el fin de semana con un sabor de boca agrio por desperdiciar una ventaja de nada más y nada menos que tres goles. El Estepona saca un punto de oro que, aun así, no esconde los graves errores y la falta de continuidad del equipo de Oriol Riera.
Alejandro Camacho adelantó a los visitantes en el minuto 16 con un buen disparo cruzado dentro del área. El Torremolinos se veía superior en líneas generales y la expulsión de Ribeiro no le cambió los planes. Servetti se apuntó el 0-2 en un córner envenenado que no pudo sacar la defensa local. Minutos antes, Riera hizo hasta tres cambios viendo el devenir del encuentro.
No le funcionaron al técnico del Estepona, pues volvió a golpear el Torremolinos en el minuto 67, esta vez por obra de Fran Gallego, que parecía finiquitar el derbi… pero no. Mirapeix inició la reacción de los suyos en el 92′ al rematar un balón muerto en el área. Los centros funcionaron mejor que nunca y, en el 94′, Rubén Mesa conectó otro disparo que ponía el partido al rojo vivo.
Y entre la fe de los aficionados esteponeros en la grada y la motivación de los jugadores, apareció el definitivo 3-3, que llegó de un centro de Carrasco que se envenenó. Calderón y los suyos no se lo podían creer: dejaron escapar un 0-3 en el añadido y en cuestión de cuatro minutos. Puro fútbol, delirio y espectáculo a partes iguales.