Hoy, 11 de febrero, se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Fue proclamado en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas. En España, según el último informe de SHE FIGURES 2021, el porcentaje de mujeres investigadoras ha ascendido al 40,5%.
Con motivo de esta fecha, hoy AZ Costa del Sol ha querido conocer a través de las palabras de la bióloga casareña Alicia Jiménez cuál es el rol de la mujer en la ciencia y cuáles son las diferencias de género aún existentes. Tiene 24 años, es de Casares y estudió biología en la Universidad de Málaga. Actualmente, trabaja como técnico de apoyo en Genómica en la Universidad de Málaga.
Pregunta: ¿Cuándo comienza tu interés por la ciencia?
Respuesta: Empecé en la ciencia porque desde niña me gustaba lo que podía ver: la naturaleza, los animales, las plantas… Como me gustaba tanto, quería saber qué era cada cosa. Después empecé a estudiar más ámbitos de la biología y descubrí que existían más partes que me gustaban. Pero el inicio está en la naturaleza.
P: ¿En qué consiste tu trabajo actualmente?
R: Trabajo en un servicio de genómica. Aquí sacamos datos de la secuencia de material genético que tiene cada muestra estudiada. Por ejemplo, analizamos el material genético de alguna especie que están buscando en las aguas residuales de alguna ciudad para poder localizarla. También vienen investigadores con sus propias muestras y se analiza todo el ADN que existe en ellas y emplear esos datos para sus investigaciones. Personalmente, me encargo del sistema de análisis: extraer el material genético y prepararlo. Es un proceso muy específico, en el que hay que tener mucho cuidado y seguir un protocolo estricto, para que el resultado sea el correcto.
P: Tienes 24 años y ya estás trabajando como bióloga en la Universidad. Pero, ¿es la primera vez que trabajas profesionalmente en la ciencia?
R: No, gracias a la beca de Cooperación Internacional de la Universidad de Málaga tuve la suerte de poder ir a las Islas Galápagos como cooperante en el ámbito de la ciencia. Fue una experiencia increíble donde aprendí muchísimo profesionalmente. En estas islas existen unas especies de tortugas muy específicas que solo viven allí y hay mucha preocupación por conservarlas, ya que la especie se vio bastante afectada debido a la actividad humana.
P: ¿En qué consistía exactamente tu trabajo?
R: El trabajo que se hace desde Galápagos es reintroducir estas tortugas a su estado natural. También realizábamos diferentes estudios para comprender mejor su ecología, cómo se relacionan entre ellas y cómo afecta a otros animales que también viven allí. Además de la importancia de este trabajo, hacerlo desde un lugar tan impresionante como las Islas Galápagos lo convirtió en una de las mejores experiencias de mi vida. Además, ahí fue realmente cuando aprendí lo que conllevaba un experimento desde su principio hasta el fin, cuál era el proceso y, sobretodo, a superar los contratiempos, algo que es muy difícil e importante en la ciencia.
P: ¿En algún momento de tu carrera como bióloga has sentido barreras por ser mujer?
R: Realmente estoy muy contenta porque veo que he tenido suerte, mis profesores me han valorado igual que a mis compañeros y considero que el mundo de la ciencia cada vez se está abriendo más a las mujeres. Pero aún así siguen existiendo diferencias. Por ejemplo, el techo de cristal. En la ciencia se observa perfectamente: los catedráticos siempre suelen ser hombres. Además, los experimentos tardan mucho tiempo y si eres mujer se requiere bastante flexibilidad, para poder llevar la carga familiar y del hogar al mismo tiempo que la investigación. Es por ello que muchas veces tienen que elegir entre tener una familia o dedicarle más tiempo a sus hijos o dedicarse a la investigación. Es algo que se puede apreciar fácilmente si vemos los puestos en los que se encuentran los hombres y los de las mujeres.
P: ¿Podrías ponernos alguna situación en la que hayas sentido esta diferencia?
R: Recuerdo que durante las expediciones que hacíamos en Galápagos -muchas duraban varias semanas- yo era la única mujer en el grupo. Es cierto que esto me hacía sentir mucha presión, porque yo misma me ponía muchísima carga y pensaba que tenía que cumplir ciertas expectativas o que tenía que estar como “a la altura” y que como mujer tenía que representar bien nuestro rol en la ciencia. Pero esto es un error, no tenemos que cargar con esa presión.
P: ¿Te planteaste antes de estudiar que por ser mujer podrías encontrarte estas dificultades?
R: La verdad que fue algo que no me retuvo, tenía muy claro lo que quería y quería dedicarme a la ciencia sin importarme el éxito que podría tener o no por motivos ajenos a mí. Lo que sí es cierto es que la falta de referentes mujeres puede hacer que muchas niñas directamente no se vean a ellas mismas o no so planteen ser científicas, simplemente porque parezca que no existen mujeres en la ciencia. Algo que no debe ser así, porque mujeres científicas han existido siempre, desde el inicio de la ciencia, lo que ocurre es que no tienen el reconocimiento que se merecen.
P: De cara a al futuro, ¿qué te gustaría que mejorase en el campo de la ciencia?
R: Lo principal es que se apostara más por ella, que conseguir subvenciones para poder investigar fuese más fácil de lo que es y que se invirtiera también en investigaciones que no tengan resultados tan “rápidos” y que descartan directamente porque creen que no van a tener una utilidad tan clara. Pero todas las investigaciones son necesarias.
Y también, como mujer, me gustaría que fuese mas sencillo que las personas pudiesen llevar a la vez su vida y la investigación. Que las mujeres no tuviesen que elegir entre ser madres o dedicarse a la ciencia.
P: ¿Qué le dirías a las niñas que, al igual que tú, desde pequeña se ven interesadas por el mundo de la ciencia?
R: La curiosidad por conocer el mundo que nos rodea la tenemos todos y más cuando eres niño. Cuando vi que solo el 6% de los Premios Nobel se habían destinado a mujeres, me hizo pensar mucho en esto. Estos datos no quieren decir que la curiosidad esté solo en el sexo masculino, está para todos por igual y si existe esta distinción, es por algo que hemos hecho nosotros mismos y no porque seamos ni menos curiosas, ni menos capaces o porque seamos menos trabajadoras. Lo importante es perseguir aquello que te despierte esa curiosidad y luchar por ello.