Hablar de sequía se ha convertido casi en una costumbre en los últimos años en la Costa del Sol. Esta zona atraviesa uno de los períodos más secos de los últimos años, alternados con breves períodos de lluvias torrenciales que provocan inundaciones allí donde ocurren.
Unos climas cada vez más extremos a consecuencia del cambio climático que obligan a las empresas que gestionan recursos esenciales para la vida, como es el caso de Hidralia y del agua, a ser cada vez más imaginativos a la hora de garantizar su persistencia y hacer frente al estrés al que se ven sometidos.
Un ejemplo de ello se encuentra en la recarga de acuíferos del Señorío de Marbella, donde la empresa lleva más de 10 años aplicando técnicas de referencia a nivel nacional para mejorar el estrés hídrico aprovechando parte del agua del manantial de Camoján de la Sierra de Marbella.
Cuando se producen situaciones de lluvias intensas el agua fluye en abundancia por el arroyo, hecho que permite inyectarla de forma directa en el acuífero y almacenar el excedente superficial para, en épocas de mayor demanda como puede ser el verano, poder extraerla de forma sostenible. De esta forma, se mejora la calidad del agua del acuífero, creando también una barrera hidráulica frente a la intrusión salina y bajando de paso la salinidad de los pozos municipales.
Lo cierto es que 2022 no ha sido un año especialmente lluvioso y las precipitaciones que se produjeron a mediados de diciembre fueron las primeras que permitieron que corriera algo de agua por el arroyo para que se pudiera realizar la recarga. Aun así, en esa pequeña ventana de tiempo se inyectaron alrededor de 34.500 m3 de agua.
De cualquier modo, la recarga de los acuíferos no puede ser la única medida para garantizar su sostenibilidad y, como se suele decir que es mejor prevenir que curar, Hidralia aplica esta filosofía a través de la gestión digital de los mismos en Costa del Sol.
A través de las distintas aplicaciones con las que cuenta el Hub operativo, que se sitúan a la vanguardia en cuanto a machine learning e Inteligencia Artificial (IA), se pueden observar en tiempo real los indicadores de la cantidad y la calidad del acuífero, el caudal específico de los pozos, el estado de los equipos de bombeo y otros parámetros como la profundidad del nivel de agua, la cantidad de agua que se está bombeando o el consumo energético.
Estos datos permiten hacer un uso racional, más sostenible y respetuoso con el entorno del acuífero para evitar extraer más agua de la necesaria. A ello hay que sumar la sensorización de toda la red de abastecimiento y el impulso de la telelectura, que permiten reducir el tiempo de detección y reparación de averías y fugas y, por tanto, aumentar el rendimiento. O lo que es lo mismo: garantizar que cada gota de agua que se extraiga llegue al grifo de los consumidores.
La innovación, clave para la sostenibilidad
Pero Hidralia no está sola en la dura empresa de garantizar los recursos subterráneos, sino que lleva años fomentando su alianza con el Centro Tecnológico del Agua (Cetaqua Andalucía), para generar iniciativas y herramientas a través de la innovación y la transformación digital que sirvan para mejorar las reservas de agua y luchar contra el cambio climático.
En relación con la experiencia de recarga de acuíferos del Señorío, están llevando a cabo el proyecto NERO, que pretende desarrollar una metodología para identificar zonas susceptibles donde implantar estrategias similares a las impulsadas ya por Hidralia, de manera que se pueda extrapolar a otros puntos de la Costa del Sol y otros territorios.
Además, Cetaqua Andalucía coordina el Proyecto LIFE Matrix, en el marco del programa europeo “LIFE”, que tiene como objetivo principal demostrar la viabilidad de una solución basada en la naturaleza para recargar los acuíferos con el agua regenerada proveniente de la depuradora de La Víbora, en Marbella.
En este proyecto, además de Cetaqua, colaboran el CEHIUMA (Centro de Hidrogeología de la Universidad de Málaga) y ACOSOL, y cuenta con el apoyo de la Junta de Andalucía.
La ubicación elegida para poner en marcha el proyecto no es casual, sino que cumple dos requisitos clave. Por un lado, y como ya se ha comentado, la Costa del Sol es una zona que sufre de un gran estrés hídrico, y, por otro lado, ve cómo se duplica la demanda de agua durante los meses de verano como consecuencia del aumento de población turística, lo que aumenta la gravedad del problema. Por ello, se espera poder recargar hasta 50.000 m3 de agua regenerada al año, una cifra que podría aumentar en un futuro si el proyecto piloto se desarrolla con éxito.