El equipo de Zoología de Bioparc Fuengirola (Málaga) prepara desde el pasado mes de abril la playa de flamencos para crear un entorno adecuado que garantice unas condiciones óptimas para que estas aves comiencen su época de apareamiento y lleven a cabo la construcción de sus nidos de barro.
Así, los más de 50 flamencos que alberga el parque podrán tener su habitual proceso de reproducción y puesta. La colonia aumenta cada año su población al llegar la época de cría, una fase en la que los flamencos realizan particulares movimientos, según han indicado desde el centro a través de un comunicado.
Se trata de una coreografía sincronizada en la que los flamencos despliegan sus coloridas alas, estiran el cuello, giran la cabeza de lado a lado o caminan juntos cambiando de dirección de forma inesperada. Es el momento del cortejo, punto de partida de su reproducción.
El proceso de adecuación del terreno se inicia con la construcción de bordes que delimitan el área donde se posicionarán los flamencos. El equipo de Zoología trabaja durante todo el periodo acondicionando la playa para simular una zona lacustre.
A pesar de que los cuidadores son los que realizan las labores de preparación, son los propios flamencos los que marcan las pautas sobre los espacios que necesitan y la distancia a la que pueden aproximarse.
«Ellos nos indican hasta dónde debemos acercarnos con su cuello. Se posan en su nido con forma de volcán, estiran el cuello picoteando el suelo y hasta dónde el pico alcanza es nuestro límite», ha explicado Antonio Garrucho, responsable de Zoología y coordinador de Aves de Bioparc Fuengirola.
Deben conseguir que la playa que ocupan sea lo más parecida a un cenagal de agua salobre, lugar en el que los flamencos, en su hábitat natural, construyen sus nidos y realizan la puesta de huevos.
Para ello se utiliza arena, varios tipos de arcilla y sal, sustancia que les estimula para acercase a la zona habilitada. Al mismo tiempo, el equipo de zoología inunda parte de este espacio generando el barro que les facilitará la construcción de los nidos.
EL TRABAJO DESPUÉS DE LA PUESTA DE HUEVOS
Para que estas condiciones se mantengan, las tareas de adecuación de la playa se convierten en una obligación diaria, incluso después de la puesta de huevos. «El trabajo continúa, ya que, tras poner el huevo, las aves comienzan a dar forma de volcán a sus nidos aumentando su tamaño. Estos pueden superar el medio metro de altura», ha destacado Garrucho.
A lo largo de todo este proceso, el equipo lleva un control exhaustivo de los huevos que incuba cada ave y de los ejemplares que saquen pollos adelante. Tras la puesta, tanto el macho como la hembra se turnan para incubar el huevo durante un periodo que puede alargarse hasta 30 días.
Un mes después de la puesta se produce la eclosión, momento que llega cuando el nido alcanza un nivel óptimo de humedad. Este se logra gracias a la inundación continua de la zona y el trabajo diario que el equipo de Zoología realiza en la playa, han añadido.
«La eclosión es el momento más delicado de todo el proceso, porque la humedad debe estar a niveles de entre el 80 y 90%. Logramos que se alcance con la anegación de la zona y la arcilla con la que hacen sus nidos, la cual absorbe esta humedad. Con estas condiciones favorables, el huevo debería eclosionar sin problemas», ha comentado Garrucho. Una vez la cría ha nacido, las primera 48 horas de vida son fundamentales.