Bioparc Fuengirola quiere dar visibilidad a la situación de vulnerabilidad a la que se enfrenta el tapir malayo, una especie cuya población se ha reducido a la mitad en los últimos 30 años y de la que apenas quedan más de 2.000 ejemplares, 45 de ellos en zoológicos.
Este miércoles, 27 de abril, se conmemora del Día Internacional del Tapir. Por este motivo, desde el centro de conservación malagueño se quiere dar visibilidad a la situación de peligro de extinción en la que se encuentra la especie.
A pesar de su gran tamaño y del hecho de que existe desde hace millones de años, hoy día su supervivencia depende de la preservación de su hábitat natural y del trabajo de conservación que se realiza en centros como el de Fuengirola. Su mayor amenaza son los seres humanos.
La acción humana ha provocado la destrucción de su entorno natural, a lo que se suma la caza furtiva. Las crías de tapir tienen un alto valor en el mercado de contrabando y su piel está bastante cotizada.
El tapir vive principalmente en bosques tropicales y campos abiertos. Actualmente existen cinco especies, cuatro de ellas originales de América y una, el tapir malayo, de Asia. Este último es una réplica de sus hermanos, pero con la piel de color blanco y negro.
Bioparc Fuengirola es uno de los 23 zoos que trabaja en la conservación del tapir malayo dentro de la EAZA (Asociación Europea de Zoos y Acuarios), el único en España. El centro de malagueño alberga desde 2003 a la especie de tapir malayo. Se podría decir que es un fósil viviente, un extraño mamífero de unos 200 kilos que prácticamente se mantiene igual que sus ancestros de hace más de 55 millones de años y cuyos parientes más cercanos son el caballo y el rinoceronte.
Según han indicado desde Bioparc Fuengirola, las previsiones sobre el tapir malayo no son buenas. Si la tendencia sigue siendo decreciente, esta especie podría desaparecer en los próximos 20 años.
COMPLICADA REPRODUCCIÓN
Rawa y Pi son los tapires malayos que ahora alberga el centro malagueño y su reproducción no está siendo nada fácil. A la dificultad de una cópula que puede alargarse varias horas y de un macho que tiene que aguantar todo su peso sobre las patas traseras, se le suma la aceptación o no de una hembra que, para que el proceso sea exitoso, debe estar receptiva.
Tras varios intentos de emparejamiento, Bioparc Fuengirola sigue sin conseguir la reproducción de esta especie. Se prevé que este año vuelva a intentarse e incluso se acuda a la ayuda de la reproducción asistida para culminar el proceso; aunque esta técnica no es tan sencilla llevarla a cabo como ocurre con otras especies.
«Una vez que logran reproducirse, la familia funciona bien. Lo difícil es el inicio del proceso. La formación de parejas suele ser uno de los puntos esenciales, ya que es habitual que muestren agresividad el uno con el otro», destaca Jesús Recuero, director técnico y veterinario en Bioparc Fuengirola.
En su misión por conservar y preservar especies amenazadas y coordinados con la EAZA, Bioparc ha logrado cumplir con su misión de reproducir especies prácticamente en todos los programas en los que ha participado. Con ello se consigue el objetivo de mantener, entre todos los parques de animales participantes a nivel europeo y mundial, un grupo de cada especie lo suficientemente grande y diversificado genéticamente como para garantizar su futuro.