Antonio Fernández Díaz ‘Fosforito’ ha sido distinguido con la Medalla de la Ciudad de Málaga y el título de Hijo Adoptivo en un emotivo acto en el que expresó su profunda gratitud. La distinción, aprobada por unanimidad, fue impulsada por la Peña Juan Breva y respaldada por más de un centenar de adhesiones. Visiblemente emocionado, el artista destacó su amor por Málaga, ciudad en la que ha vivido gran parte de su vida y que considera su segunda patria.
Durante la ceremonia, Fosforito elogió la riqueza cultural de Málaga y el papel del flamenco como un arte sanador y humanizador. Recordó sus inicios en la ciudad y cómo el flamenco le permitió superar tiempos difíciles. También tuvo palabras de cariño para su esposa, María Isabel Barrientos, con quien lleva más de 60 años de matrimonio, y agradeció el apoyo de su familia y de quienes han valorado su carrera.
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, resaltó la importancia de Fosforito en la historia del flamenco, considerándolo una «enciclopedia viva» del género. Subrayó su legado y su influencia en generaciones de cantaores, así como su estrecho vínculo con la ciudad. Teresa Porras y otros representantes políticos destacaron su humildad, su pasión por el cante y su contribución a la difusión y preservación del flamenco.
Nacido en Puente Genil (Córdoba) en 1932, Fosforito comenzó su carrera a una edad temprana y se trasladó a Málaga en su juventud, donde consolidó su arte. Su trayectoria lo llevó a escenarios nacionales e internacionales, dejando huella con su talento y su profundo conocimiento del cante jondo. Además de su labor artística, ha sido un estudioso e investigador del flamenco, participando activamente en la Peña Juan Breva y otras entidades culturales.
Con una carrera marcada por la excelencia y el reconocimiento, Fosforito ha llevado el flamenco por todo el mundo, desde Andalucía hasta Japón. Su aportación al género ha sido ampliamente premiada, incluyendo la prestigiosa Llave de Oro del Cante. Ahora, con la Medalla de la Ciudad de Málaga y su nombramiento como Hijo Adoptivo, la ciudad reconoce su inmenso legado y su amor inquebrantable por la tierra que lo acogió.