«En hacerlo lo mejor posible». Eso es lo único en lo que piensa Alejandra Fernández en los instantes previos a cada carrera, cuando el rugido de los motores llena el ambiente y el crono está a punto de arrancar. Con solo 16 años, esta talentosa malagueña ha hecho historia al convertirse en la cuarta mujer en competir en la prestigiosa Red Bull Rookies Cup. Un auténtico prodigio del motociclismo que, a pesar de su corta edad y de enfrentarse a un deporte mayoritariamente masculino, ha sabido abrirse camino entre los mejores.
«Ha sido difícil, es un campeonato de nivel mundial y la exigencia es altísima», reconoce Alejandra. Pero su esfuerzo y talento han dado sus frutos. Con solo seis años levantó su primer trofeo y, una década después, está dejando su huella en la élite del joven motociclismo. «Estoy muy orgullosa de todo el trabajo y sacrificio», afirma con convicción.
El apoyo incondicional de su familia
Este logro, sin embargo, no es solo suyo. Alejandra sabe que detrás de cada victoria está el esfuerzo inquebrantable de su familia, su mayor pilar, que celebra sus victorias y sufre sus caídas. «Todo se lo dedico a ellos», confiesa.
Para poder competir, han tenido que realizar un enorme esfuerzo económico para financiar, con la ayuda de ‘Manolo Rincón’, la carrera de Alejandra. Continúan en busca de patrocinadores y ayudas que permitan cubrir los elevados costes de este deporte y no plantearse, de nuevo, abandonar. Alejandra necesita conseguir recursos para seguir luchando por unos sueños que poco a poco se están haciendo realidad.
Su hermano Javi ocupa un lugar muy especial en su historia. También piloto en su día, que decidió sacrificar su propia carrera para que la familia pudiera volcarse por completo en Alejandra. «Siempre está ahí ayudándome y apoyándome en todo», cuenta con admiración. Javi la acompaña en sus entrenamientos, en cada carrera, en cada reto. Es su mentor y su compañero inseparable en este viaje.
Rompiendo barreras en un deporte dominado por hombres
A lo largo de este camino, Alejandra no solo ha tenido que medirse contra rivales en la pista, sino también superar barreras y situaciones discriminatorias en un deporte tradicionalmente dominado por hombres. Sin embargo, nada la ha frenado. Con trabajo, determinación y talento, sigue demostrando que el motociclismo no entiende de géneros, sino de pasión y esfuerzo. “Si soy rápida, ¿por qué no puedo ganarles?”, desafía con seguridad.
Entre sus referentes destaca María Herrera, una de las pocas mujeres que ha logrado competir al más alto nivel y cuya trayectoria ha sido una inspiración para Alejandra. Siguiendo sus pasos, sueña con llegar al Mundial de MotoGP, el gran objetivo de todo piloto. Para ello, la Red Bull Rookies Cup la plataforma ideal: puede enfrentarse a los mejores talentos jóvenes y demostrar que tiene todo lo necesario para llegar a la élite. Con su presencia en esta competición, Alejandra Fernández no solo lucha por sus propios sueños, sino que se convierte en un símbolo de una nueva generación de mujeres dispuestas a romper barreras en el motociclismo español. «Con sacrificio, esfuerzo y dedicación, se puede conseguir», concluye.