El western andaluz “Sacrilegio”, debut en la dirección del popular actor Pedro Casablanc, podrá verse durante la semana cultural de Casares. El cortometraje se proyectará el jueves 27 de abril a las 20:30 h. en el Centro Cultural Blas Infante de Casares. La entrada será gratuita hasta completar aforo.
A la proyección asistirán el director Pedro Casablanc, el productor Jorge Rivera, y casi todo el equipo artístico y técnico del cortometraje, que entablarán un diálogo con el público asistente tras la proyección. “Volver a Casares nos hace mucha ilusión”, comenta Casablanc, “sobre todo porque nos trataron tan bien. Tenemos muchas ganas de mostrarles el resultado a sus habitantes, y contarles lo bien que lo pasamos rodando en un sitio tan maravilloso”.
“Sacrilegio” recibió el apoyo del Ayuntamiento de Casares, Diputación de Málaga a través de “Sabor a Málaga”, Adedi Distribución y recibió la ayuda a la creación del Festival de Málaga, donde se estrenó el pasado 13 de marzo. “La proyección en el festival fue genial”, cuenta el productor Jorge Rivera, “pero para nosotros esto es casi más como el estreno de verdad, porque podremos verla en equipo, y es muy especial poder hacerlo en Casares, y quedarnos toda la noche en equipo sin las prisas del Festival”. “Casares es casi un miembro más del equipo”, continúa Casablanc: “Además del apoyo del Ayuntamiento de Casares, nos han ayudado el comedor social, la piscina municipal, hoteles, restauradores y empresas locales. Sin esta ayuda, no estaríamos hoy aquí”.
El cortometraje comienza su andadura en Festivales en el Festival internacional de Cine de Lanzarote en mayo y el Festival Internacional de Alicante en junio, y en la charla con el público posterior a la proyección se contará una gran sorpresa para el otoño.
Sinopsis:
Un grupo de bandidos ocultos en la Serranía de Ronda se dispone a ejecutar a «El Sordo», el veterano del grupo y una leyenda viva entre ellos. La cuadrilla de siete bandidos sospecha que ha cometido la peor afrenta contra ellos: delatarlos ante la justicia. Antes de ser ejecutado, el prisionero solicita el sacramento de la extremaunción. Los bandidos no se atreven a llamar a un sacerdote, así que uno de ellos se hace pasar por padre cura, cometiendo un acto sacrílego.