Científicos del Departamento de Ecología y Geología y del Grupo de Hidrogeología de la Universidad de Málaga (UMA) continúan con las investigaciones en la cuenca del río Guadiaro, ubicada en las provincias de Málaga y Cádiz, donde los resultados de un análisis y evaluación ambiental en muestras de agua superficial y subterránea evidencian la presencia de contaminantes de preocupación emergente (CE) en bajas concentraciones, pero con un alto grado de persistencia en el medio.
A través de un comunicado de prensa, la UMA señala que los resultados de este estudio, que ha sido publicado en la revista científica sobre medioambiente ‘Journal of Environmental Management’, identifican como fuentes de procedencia de contaminantes de preocupación emergente en esta área de estudio: los vertidos de aguas residuales urbanas no depurados o escasamente tratados y los incendios forestales, según ha informado Europa Press.
Señalan que la caracterización de los contaminantes orgánicos marca, en líneas generales, los estándares de calidad contemplados en la legislación ambiental de la Unión Europea. Sin embargo, cada vez son más las voces que alertan de los efectos de los denominados contaminantes de preocupación emergente, entre los que se incluyen las drogas de abuso o los productos farmacéuticos, entre otros muchos.
En el caso del río Guadiaro los expertos advierten de que a pesar de que la cuenca analizada es un área protegida, toda vez que a casi el 40 por ciento se le ha otorgado un estatus de protección ambiental de tipo regional o nacional (Parques Naturales Los Alcornocales y Sierra de Grazalema y Parque Nacional Sierra de las Nieves) y más de la mitad de la superficie pertenece a la Red Natura 2000 de la Comisión Europea, sus aguas presentan signos de antropización –la transformación que ejerce el ser humano sobre el medio– con riesgo acumulativo, ya que estos vertidos son muy difíciles de descontaminar y, por tanto, efectos preocupantes «no muy a largo plazo».
«Aunque la Unión Europea ya está empezando a hacer un seguimiento de este tipo de resultados analíticos, estos contaminantes todavía no aparecen en los listados de estándares de calidad», afirma el investigador Pablo Jiménez Gavilán, uno de los autores de este trabajo.
En este sentido, se propone la cuenca del río Guadiaro como referencia para el marco europeo, para avanzar en una actualización de las normas. «No se puede mirar para otro lado», asegura.
Asimismo, apuestan por una correcta gestión de las aguas subterráneas, previo conocimiento exhaustivo del funcionamiento hidrogeológico de los acuíferos que las contienen, para evitar procesos de reconcentración de ciertos contaminantes.
Los investigadores continuarán con esta línea de estudio en busca del origen principal, así como la proporción de CE en las aguas de esta y otras cuencas del Sur de España. El profesor Iñaki Vadillo y los jóvenes científicos Marta Llamas y Pablo Fernández son otros autores de trabajo.
Como ya publicó AZ Costa del Sol el pasado lunes, el grupo ecologista Verdemar lleva denunciando desde mediados de agosto la aparición de peces muertos en el río Guadiaro por falta de agua en el cauce. «En el río Guadiaro se están llevando a cabo extracciones de agua sin control para riegos de frutos tropicales intensivos, sobre todo para el cultivo de aguacates», explicó Antonio Muñoz, portavoz de la asociación ecologista.
Desde el Ayuntamiento de Casares también han manifestado su intención de llevar la delicada situación del río Guadiaro a su próximo pleno para pedir a la Junta de Andalucía -competente en este asunto- que investigue las causas de su deterioro.