En 2023, Cataluña fue la comunidad con mayor número de víctimas mortales por fuego, con 46; seguida de Andalucía, con 42; y la Comunidad Valenciana, con 37 fallecidos. En relación a los fallecidos por incendios en vivienda, la comunidad autónoma con mayor número de víctimas en 2023 fue Andalucía, con 32 fallecidos. La segunda fue Cataluña, con 31, seguida de la Comunidad Valenciana, con 27.
Así, como se ha recogido en una nota de prensa, un total de 249 personas perdieron la vida por incendio o explosión, la cifra más elevada desde 2010, según el estudio ‘Víctimas de Incendios y Explosiones en España 2023’, que han presentado este lunes Fundación Mapfre y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB) con el objetivo de «proporcionar de forma precisa» información sobre este tipo de sucesos en España.
Este es el principal dato que ha dejado 2023, año en el que se estima que se produjeron más de 131.500 fuegos o explosiones, 28.312 en edificaciones, de los que 18.512 tuvieron lugar en viviendas. De nuevo, los mayores de 64 años vuelven a ser el grupo de mayor riesgo, con el 49,1% del total de víctimas y 85 fallecidos, en lo que a la cifra total de muertes en vivienda se refiere.
EN LA VIVIENDA, MÁS HOMBRES Y MAYORES DE 64 AÑOS
Uno de los datos más relevantes de este informe son los 173 fallecidos en viviendas (tres menos que en 2022), principalmente hombres (102, el 59% del total), debido a incendios que comienzan mayoritariamente en el salón (48,8%). El segundo espacio más «peligroso» de la casa es el dormitorio, con el 27,6%, y, en tercer lugar, la cocina, con el 10,6% de los fallecidos. La franja horaria con más incendios mortales fue la nocturna, con más de 102 muertes certificadas (58,9%) entre las 20,00 y las 08,00 horas; frente a las 65 (37,6%) ocurridas entre las 08,00 y las 20,00 horas.
Un año más, las viviendas que se encuentran en un bloque de edificios fueron las que más víctimas mortales sufrieron (61,8%), frente a las unifamiliares (38,2%). Esta situación se ha repetido en los últimos años, lo que evidencia «la tendencia a un mayor número de víctimas mortales en edificios de viviendas, en donde también vive un mayor número total de personas».
En 2023, el 76,9% de las muertes se registró entre semana (44, en miércoles y 26, en lunes); y el 23,1% en fin de semana. Además, el riesgo de morir en un incendio se multiplica por tres en personas que viven solas.
INTOXICACIONES Y PRODUCTORES DE CALOR
Entre las causas de fallecimiento por incendio en la vivienda, destaca la inhalación de humo y gases tóxicos, que produjo la muerte a 135 personas (78%); es decir, tres de cada cuatro fallecieron por un motivo evitable en caso de haber tenido instalado un detector de humos. La segunda causa de fallecimiento son las quemaduras, con un 19,1%, y en tercer y cuarto lugar, con un porcentaje menor, los traumatismos (1,2%) y otras lesiones (0,5%).
De los datos confirmados en el informe, en 2023, los incendios y explosiones en viviendas se originaron principalmente por fallos en aparatos eléctricos, que provocaron 36 víctimas mortales, seguido de chimeneas, estufas, braseros y otros productores de calor, que causaron 27 víctimas.
Durante el año 2023, un total de 150 personas (el 60%), perdieron la vida entre enero y marzo y entre octubre y diciembre, lo que deja claro que la mortalidad por incendio está directamente relacionada con las bajas temperaturas y el uso de sistemas de calefacción. Respecto a los datos de fallecidos en viviendas, durante los meses fríos se produjeron un total de 99 víctimas mortales (57%). Los peores meses fueron enero, febrero y marzo, con un total de 56 fallecidos.
48 FALLECIDOS EN RESIDENCIAS HASTA 2023
Las residencias de mayores son centros especialmente vulnerables a las víctimas mortales de incendios por la dificultad de evacuación rápida de sus ocupantes. En los últimos diez años (hasta 2023), las residencias han registrado un total de 48 fallecidos por incendio. Como medidas de prevención, los expertos han destacado «la importancia de que estos centros asistenciales dispongan de sistemas de alerta temprana y extinción automática; fomenten la formación continua de los trabajadores y refuercen las inspecciones por parte de los servicios de prevención».
ENCHUFES, VELAS Y CHIMENEAS
Para prevenir un incendio, Fundación Mapfre y la APTB proponen pautas sencillas como «no sobrecargar las instalaciones eléctricas, y en concreto los enchufes, no desatender velas, sartenes o planchas; nunca dejar la chimenea ni estufas de combustión encendidas por la noche o sin apagarlas completamente, incluidas las brasas; evitar el uso de braseros y aparatos similares que sean antiguos o que no estén homologados; y no utilizar combustibles o acelerantes para encender o avivar el fuego en chimeneas»
También ha aconsejado «tener cuidado con el uso de ciertos aparatos eléctricos, como por ejemplo un radiador o un calefactor, que nunca deben cubrirse o acercarse a ropa o cortinas, y que un electricista autorizado compruebe que las instalaciones de electricidad no estén obsoletas para la carga eléctrica que actualmente exigen ciertos electrodomésticos, como las placas vitrocerámicas o de inducción, las secadoras de ropa o los sistemas de aire acondicionado».
CERRAR LA PUERTA AL FUEGO
Los expertos han recomendado «aprender a identificar fugas de gas internas, que, aunque son poco habituales, pueden generar una explosión». En caso de que se produzca una fuga, es fácil reconocerlo por su olor. En esta situación «o se debe tocar ningún interruptor –para evitar generar una chispa– es muy importante abrir la ventana para que se ventile el espacio y llamar a los bomberos desde otra estancia».
También han hecho hincapié en «la importancia de aprender a utilizar un extintor, instalar un detector de humos; enseñar a los escolares dónde están las salidas de emergencia de su edificio; y que no deben esconderse debajo de camas o dentro de armarios si se produce un fuego.