El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha justificado este miércoles la decisión de su Gobierno de plantear un toque de queda de 2,00 a 7,00 horas en municipios con una tasa de incidencia de más de 1.000 casos por cada 100.000 habitantes en que es «muy difícil parar el ocio nocturno», sobre todo el que no está reglado ni controlado, que es el «gran exponente» de los contagios, y ha quedado constatado que al Covid «le gusta la fiesta a rabiar».
Así se ha pronunciado el presidente durante su intervención ante el Grupo Parlamentario Popular con motivo de la celebración del último Pleno de la Cámara del actual periodo de sesiones, que concluye este mes de julio.
Se ha referido a la reunión que se celebró ayer del Comité Regional de Alto Impacto en Salud Pública (comité de expertos), que él mismo presidido, y en la que se decidió proponer la limitación de movilidad en horario nocturno entre las 02,00 y las 07,00 horas en aquellos municipios con más de 5.000 habitantes que presenten una incidencia acumulada a 14 días de más de 1.000 casos por 100.000 habitantes, así como el cierre de las playas de 23,00 a 07,00 horas en aquellos municipios costeros que se encuentren en los niveles 2, 3 y 4 de alerta, exceptuando de esta medida los servicios de restauración ubicados en dichos espacios.
Aunque Andalucía presente actualmente una tasa de contagios por cada 100.000 habitantes inferior a la media nacional, el presidente ha considerado preocupante el nivel de contagios y la subida que se está produciendo en las hospitalizaciones. No obstante, ha señalado que los datos «no son alarmantes»: «Una cosa es que nos preocupen y otra que generemos una alarma general».
Moreno ha basado esta afirmación en que la situación de Andalucía en este momento no es la que había en anteriores olas de la pandemia, ya que actualmente el 73 por ciento de la población andaluza tiene al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus y casi el 54 por ciento tiene las dos dosis, lo que hace que la incidencia en términos de mortalidad sea mucho más reducida y nada proporcional al número de contagios.
En cuanto a la decisión de plantear el toque de queda de 2 a 7 horas, el presidente ha recalcado que es «muy difícil parar el ocio nocturno», sobre todo el que no está reglado y controlado, esto es, reuniones en casas, botellones o fiestas en naves industriales. «Al Covid le gusta la fiesta a rabiar. Le encanta la movilidad, y hay que intentar disgustar al Covid poniendo limitaciones», según ha expresado el presidente.
Según ha agregado, con ese toque de queda en municipios con alta incidencia de contagios, se pretende evitar reuniones en casas, parques, naves industriales y playas, de manera que se ha hecho la recomendación a los ayuntamientos de que cierren los parques y playas a partir de las 23,00 horas para evitar las fiestas espontáneas y concentraciones de personas, sobre todo, de los más jóvenes, entre los que el porcentaje de vacunación aún no es tan alto.
Durante su intervención, el presidente ha vuelto a expresar su preocupación por la falta de «cogobernanza» del Gobierno central con las comunidades en la toma de decisiones. A su juicio, levantar el estado de alarma de manera precipitada y sin consensuar con las comunidades no fue una buena decisión, así como el hecho de dar la libertad de quitarse la mascarilla en la calle, trasladando una «falsa sensación de seguridad».
Ahora estamos viendo, según ha agregado, como algunas comunidades están pidiendo que vuelva la obligatoriedad de la mascarilla en espacios al aire libre y que no traslademos una sensación de «falsa seguridad».
El presidente ha querido dejar claro que para su Gobierno la prioridad seguirá siendo la protección de la vida de las personas, manteniendo un equilibrio con la recuperación de la economía.