Nuestra costa no sólo tiene una potente cultura respecto a las motocicletas, además, esta actividad y sus rutas representan una oportunidad de excepción para conocer bien la región y sus atractivos. Tal vez, algunos puedan pensar que lo mismo es aplicable a los desplazamientos en coche. Y, aunque también presentan sus propias ventajas, como la comodidad, poco tiene que ver con las sensaciones que aporta el vehículo de dos ruedas.
Además del tacto del asfalto en el neumático, el aire en la cara o el paso por las curvas, desde la misma planificación del trayecto, ya se puede sentir la emoción de este tipo de viaje, que mezcla turismo, aventura y pasión. El clima, la geografía y sus encantos convierten la Costa del Sol en un lugar idóneo para poder practicar esta afición. De la misma forma, sus poblaciones también acogen a estos visitantes, que podrán atraer a otros tantos, tras contar las bondades de esta experiencia.
Pocos lugares combinan una meteorología propicia gran parte del año, con carreteras secundarias perfectas para esta actividad, paisajes que incluyen mar y montaña, habitantes hospitalarios, buena gastronomía y un largo etcétera. Estos moteros tendrán a su alcance un sinfín de actividades que pueden ser complementarias a su afición; desde los establecimientos donde se juegan los principales campeonatos de poker España, similares a los que se disputan en el entorno online, hasta una variada oferta cultural de museos, como el de Picasso en la capital malagueña.
Eso sí, antes de ponerse manos a la obra, como bien sabrán los moteros, lo primero es delimitar algunos temas. El primero de ellos es saber si tenemos el vehículo adecuado. Las rutas en esta zona son muy variadas, por lo que podemos disfrutarlas con motocicletas de distinto tipo. Aun así, suele ser recomendable disponer de una moto con una cilindrada suficiente, al menos, unos 500cc, aunque puede ser recomendable algo más. Y que sea cómoda: una trail o una rutera son grandes opciones. En caso de que no la poseamos o que vengamos de muy lejos y no queramos desgastarnos antes, existe la opción de alquilarlas en las ciudades principales.
Junto con el apartado mencionado está el del equipamiento; la carretera tiene sus riesgos y no debemos olvidar ningún elemento de seguridad (ropa para la lluvia, botas, guantes, evidentemente casco, maletas bien integradas, …). Otro punto importante es elegir el momento. Por supuesto que podemos encontrar buen tiempo en verano, pero la climatología local permite también otras épocas, lo cual no es muy común en la mayoría de lugares.
Y, por supuesto, llega la hora de seleccionar el trayecto. Las posibilidades son muy variadas y debemos adaptarlas a nuestras circunstancias y preferencias. ¿Cuántas horas de rodada queremos hacer al día? ¿Qué lugares queremos visitar? ¿Nos apetece pernoctar en algún destino en concreto? ¿Haremos actividades complementarias? ¿Vamos solos o en grupo? Todas estas cuestiones son relevantes para decantarse por unas u otras opciones.
Vamos a daros algunas ideas, por si encajan en lo que os podría interesar. La ruta Axarquía es bastante popular entre los aficionados a las motos. Son 122 kilómetros que van desde Málaga hasta Nerja, aunque transcurre buena parte de ella por zonas interiores; pasando por excepcionales municipios como Canillas de Aceituno, Salares o Canillas de Albaida. Una alternativa interesante es la de subir a Casabermeja, pero, en lugar de seguir hacia Nerja, cambiar la dirección hacia Valle de Abdalajís.
También tenemos la posibilidad de empezar desde Marbella y adentrarnos en la Sierra de Ronda. O ir desde Estepona hasta Fuengirola. O de Mijas a Alhaurín, pasando por Benalmádena. Tantas y tantas alternativas, para todos los gustos, que te costará elegir. Sea cual sea la ruta, recuerda que estás visitando una de las regiones más maravillosas del mundo y que la moto te ayuda a disfrutarla. Eso sí, no olvides de ser prudente al manillar.