Partirán desde el Muelle de Marbella Club rumbo a Sicilia. A lo largo de más de 2000 kilómetros, caminarán a pie, cruzarán el Estrecho de Messina a nado y, finalmente, llegarán al Vaticano. Y todo esto, sin un solo euro en el bolsillo. Aunque podría parecer el guion de una película de aventuras o una locura de aquellas que solo se cuentan en historias fantásticas, lo cierto es que es toda una realidad. Se trata de ‘Un camino por descubrir’, un proyecto lanzado por dos jóvenes de Marbella, Pelayo y Andrea, que tienen un solo objetivo en mente: dar visibilidad a la solidaridad, a la bondad humana y al poder de la unión. En su travesía, confían en algo tan sencillo como el apoyo desinteresado de la gente, demostrando que, cuando se trata de hacer el bien, no siempre se necesita dinero.
«Queremos ser los ‘Jesús Calleja’ de Marbella», bromea Pelayo durante una entrevista con AZ, dejando claro que para él y Andrea, la aventura está en el ADN. Y es que no es la primera vez que el dúo de jóvenes marbellíes se lanza a un reto de este tipo. En 2019, emprendieron un viaje a pie desde Marbella hasta el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria, con la intención de llegar hasta la reliquia de la cruz de Cristo -lignum Crucis- un fragmento que lleva siglos resguardado en ese monasterio. Aunque el objetivo inicial de la travesía tenía tintes espirituales, lo que realmente marcó su experiencia fue algo mucho más profundo: la solidaridad humana.
«El plan era recorrer España, atravesar sus impresionantes paisajes verdes y poner en valor la importancia de preservar nuestros parques naturales», recuerda Pelayo. «Pero lo que realmente nos sorprendió fue la respuesta de la gente: nos invitaban a dormir en sus casas, a compartir una paella… la bondad y la generosidad nos sorprendían en cada rincón del camino».
«Estamos hartos de ver siempre noticias negativas en la televisión», explica Pelayo. «Queríamos mostrar lo positivo que hay en la gente, lo que a veces no se ve. Y, a medida que caminábamos, nos dábamos cuenta de cómo las personas nos ayudaban, nos brindaban su apoyo», recuerda. Y así fue como, años más tarde, se embarcarían en ‘Un camino por descubrir’: mismo objetivo pero esta vez, en Italia, país de origen de su compañero Andrea.
Andrea se unió al proyecto tras la invitación de uno de sus mejores amigos. Su experiencia como navegante y «su personalidad extrovertida» lo convirtieron en la persona adecuada para acompañar a Pelayo. “Al principio, no me lo creía mucho. Fue como un ‘sí, sí, claro’, pero al final, el día que Pelayo me dijo ‘vámonos’, me quedé pensando: ¿y si realmente lo estamos haciendo? Así que nos fuimos”, cuenta Andrea, entre risas. Aunque al principio todo parecía una fantasía, la aventura fue complicándose poco a poco.
«El camino en sí es difícil. Son muchos días, el cansancio se hace sentir, la mochila pesa mucho. Y las discrepancias entre nosotros también: qué decisiones tomar, qué caminos seguir… Pero es ahí donde conoces también la verdadera relación humana», reflexiona Andrea. “La parte más difícil fue, sin duda, la relación entre nosotros. Hacemos este camino para mostrar la bondad de la gente, pero también había que superar esas diferencias. Es un desafío constante».
Andrea destaca que, más que un simple viaje, el proyecto es casi como una «terapia de choque». «Es una forma de salir de la rutina diaria, vivir una vida completamente diferente, con otros objetivos. Te rejuvenece, te emociona, te transforma», asegura.
En marzo de este año, el proyecto continuará, esta vez con Italia como destino. Con un recorrido de 2.000 km y una duración estimada de seis meses, Pelayo y Andrea seguirán el mismo esquema: sin dinero, confiando únicamente en la bondad de las personas que encuentren a su paso.
“El reto en Italia será aún mayor”, explica Andrea. “Queremos replicar lo que hicimos en España, pero de una forma más visible a través de las redes sociales. Seremos ‘influencers del bien’, como decimos, mostrando las historias de solidaridad a través de TikTok e Instagram”.
1 de marzo: Rumbo a Italia
La fecha ya está elegida. Será el 1 de marzo cuando el dúo marbellí saldrá desde el muelle de Marbella Club, donde está previsto que los despidan casi 200 personas, con un claro objetivo: mostrar todo lo que ocurra a través de las redes sociales. Además de superar difíciles etapas como los 3 km del Estrecho de Messina a nado, los jóvenes tienen una cita importante: una audiencia con el Papa en el Vaticano.
En este proyecto, «todo parece una casualidad del destino». Y es que este 2025 se celebra el año jubilar, reconocido en la Iglesia católica como ‘el año de la Esperanza’.
A medida que se acerca la fecha de su partida hacia Italia, el apoyo de la gente en Marbella se hace cada vez más palpable. “Cuando hicimos el proyecto en España, al principio no nos lo creían mucho, pero ahora, después de haberlo logrado, la gente está muy emocionada. Todos están pendientes de lo que haremos ahora”, comenta Andrea.
Además, destacan el apoyo constante de la ciudad que consideran «la más bonita de España», uno de los motores de su proyecto. Marbella, más allá de su lujo y playas, «también es un punto de partida para llevar un mensaje de esperanza al mundo. Queremos mostrar que detrás de las noticias que se suelen contar, hay muchas personas dispuestas a hacer el bien, a sumar con pequeñas acciones», subraya Pelayo.
Para ellos, otro de los objetivos de esta aventura es precisamente dar a conocer Marbella de una manera diferente. «Marbella es una ciudad conocida internacionalmente. Cuando dices que eres de aquí, siempre hay alguien que sabe dónde está», explica. «Y eso hace que nuestro proyecto sea aún más llamativo. Dos chicos de Marbella haciendo algo tan diferente, tan fuera de lo común… eso atrae la atención».
Una larga lista de objetivos, metas y sueños personales se entremezclan en este proyecto que ya empieza a resonar en la Costa del Sol y que promete todo ‘Un Camino por Descubrir’.