Un equipo de investigadores de la Escuela de Telecomunicación de la Universidad de Málaga (UMA) ha estado trabajando en el desarrollo de la próxima generación de robots sociales de asistencia, enfocados en mejorar sus capacidades ‘autoadaptativas’. En el marco del proyecto nacional de I+D Campero, que ha contado con un presupuesto de aproximadamente 200.000 euros, el objetivo es evaluar cómo la capacidad de un robot para adaptar su comportamiento a diferentes personas y contextos influye en su aceptación y funcionalidad. Para llevar a cabo esta investigación, se ha instalado un robot en la residencia ‘Vitalia Teatinos’ de Málaga, donde los usuarios han compartido sus experiencias durante seis meses.
El profesor Juan Pedro Bandera, junto con la profesora Rebeca Marfil, lidera este estudio y ha destacado que el robot ha recorrido más de 40 kilómetros en la sala común de la residencia, realizando diversas tareas como recoger menús semanales y participar en sesiones de terapia musical. Además, se ha utilizado un ‘living lab’ en las instalaciones de la UMA para probar los robots en un entorno inteligente, lo que ha permitido una evaluación más efectiva de sus capacidades.
La adaptación del robot se realiza en dos niveles: primero, elige qué tarea realizar y, segundo, ajusta la ejecución de esa tarea según el contexto y la persona con la que interactúa. Por ejemplo, si se encuentra con una persona con dificultades auditivas, el robot puede hablar más alto o utilizar subtítulos en su pantalla táctil. Los investigadores están recopilando datos para futuros proyectos y artículos científicos, y buscan que los robots no solo modifiquen su comportamiento de manera autónoma, sino que también puedan explicarlo en un lenguaje natural, avanzando así hacia una robótica social más consciente y accesible.