Otra medalla que se viene para España. El marbellí Ayoub Ghadfa se cuelga finalmente la medalla de plata que tenía asegurada antes de comenzar la final de boxeo. Lo que parecía un sueño finalmente no pudo ser, el deportista no ha logrado ganar al uzbeko Bakhodir Jalolov pero ha pasado ya en la historia del deporte español.
Fue el último asalto cuando tres jueces le vieron perdedor, impulsados por la caída de Ayoub, pero su ventaja anterior le permitió convertirse en el tercer boxeador español que llega a una final olímpica. Faustino Reyes en Barcelona 1992 y Rafa Lozano en Sydney 2000 fueron los anteriores; ambos perdieron y se fueron con la plata, según adelantaba El Independiente.
Ghadfa, marbellí de 25 años con progenitores que llegaron desde Marruecos, comenzó con los deportes de combate para luchar contra el racismo. No fue hasta que recaló en Madrid para estudiar Ciencias de la Actividad Física y el Deporte cuando el preparador José Valenciano le encaminó hacia el boxeo y Rafa Lozano, el seleccionador, le convenció para que entrenara con el equipo nacional.
Un deportista ejemplar que esconde detrás una difícil infancia. Desde muy temprana edad, sufrió bullying en el colegio, por lo que los comienzos no fueron nada sencillos. Muchos de sus compañeros por aquel entonces increpaban al medallista olímpico por su físico y sus raíces, ya que emigraron desde Marruecos hasta Málaga para buscar una mejor vida.
Ahora, tras no solo haberse convertido en olímpico sino llegar hasta la gran final, Ayoub se ha convertido en todo un ejemplo de superación. Pese a que no ha podido hacerse con el oro, el marbellí ya es todo un ganador. Y ha dejado claro que el futuro del boxeo es suyo.