Fue ‘la señorita Isabel’ en un colegio de monjas, vendió trajes de gitana, fue empresaria, taxista, dueña de una mercería, catequista…. y, además, la primera mujer conductora de Fuengirola. Su entorno la conoce como ‘Isabelita’, una persona alegre y risueña que a sus 91 años puede presumir de seguir disfrutando al volante por las calles de Fuengirola.
Quien la conoce sabe la luz que desprende. Nunca le importó ser juzgada, asegura que era «una mujer adelantada a los tiempos». El carnet de conducir lo consiguió, a sorpresa de muchos, a la primera: «El día que me dieron el carnet un joven que se presentaba por octava vez me dijo que cómo era posible que siendo mujer lo hubiese logrado en el primer intento», explica Isabel Gómez Hortal a AZ Costa del Sol.
De su padre, taxista, heredó la afición por la conducción: «Siempre he visto coches, desde niña. Mi madre siempre me decía que cómo no iba a traerme el carnet a la primera si me había criado subiendo y bajando de coches», cuenta entre risas. Sobre su familia asegura «no haber tenido jamás impedimento» para ser la mujer que quería ser.
Su primer coche fue un Renault 5, luego pasó por tres vehículos más hasta dar con su BMW, con el que sigue conduciendo a día de hoy: «Disfruto al volante. Cuando era joven iba con mis amigas a bailar a Torremolinos. También hacía viajes largos. Una vez fui a comer a Lisboa y luego me volví», explica mientras ríe. Aunque ya solo conduce por Fuengirola, asegura que tiene esperanza de poder pasar, de nuevo, el examen de conducir el próximo mes de agosto, cuando cumpla los 92.
Isabel ha pasado toda su vida en Fuengirola, un lugar del que asegura «estar enamorada» y donde conoce a multitud de personas que día a día la paran por la calle para saludarla. Y es que está ligada a la ciudad desde bien joven: «A los 14 años ya estaba yo liada, llevaba la leche en polvo a las casas de los pescadores, porque yo quería mucho a mi pueblo y quería ayudar siempre a la gente».
Es por ese amor y por su bondad por lo que muchas generaciones de la localidad la consideran «una referente»: «Es una persona adelantada a su tiempo, una mujer valiente y generosa», afirmaba la alcaldesa, Ana Mula, en el pleno del Ayuntamiento cuando se aprobó una moción institucional para felicitarla públicamente por su labor solidaria el pasado mes de marzo.
Un amor que también deposita, desde niña, a su iglesia, la Parroquia de Ntra. Señora del Rosario. A día de hoy sigue pasando todas las tardes en ella, imparte catequesis y conversa con todo aquel que entra por la Iglesia: «Me emociono a hablar de mi Parroquia, para mí, es lo más importante. Es lo que me mantiene así de viva».
Y también las «cervecitas con las amigas». Porque si algo tiene claro Isabel a sus 91 años es que la vida hay que tomársela con entusiasmo y alegría: «Siempre lo digo, hay que sonreír siempre y hay que ser positiva. Siempre siempre positiva. Eso es lo más importante».
Sesenta años atrás, cuando Isabel obtuvo el carnet, quizás no era consciente de lo que ello suponía. Sin saberlo, habría un camino a la igualdad para mostrar al mundo que era capaz de hacer lo que ella eligiese. Adelantada o no a sus tiempos, consiguió convertirse en un auténtica referente. Ahora, con el paso de los años, lo ve desde otra perspectiva. Aunque, asegura, sigue sin entender por qué tanta gente la admira y le muestra tanto cariño. Quizás sea esa humildad, precisamente, la razón de ello.