Lulú, Mila, Susana o Clara son algunos de los nombres de los más de 2.000 usuarios que frecuentaban el Plaza del Mar Centro Wellness. Un gimnasio único que constaba de más de 3.000 metros cuadrados, dos piscinas, sauna o spa -entre otras muchas cosas- y que cerraba de forma indefinida el pasado 19 de enero de este mismo año.
En la mañana de ese viernes de enero, la policía, junto a un juez, irrumpía la actividad del gimnasio. Todos los usuarios que estaban en ese momento en el recinto tenían que desalojarlo de manera urgente. Desde ese día las puertas del Plaza del Mar Centro Wellness echaban el pestillo, tras un desahucio motivado por la adquisición del mismo centro comercial por parte de un fondo de inversiones, pero sin ningún tipo de explicación a sus socios.
Pero, aparentemente, tal y como cuenta a este medio una de las afectadas, «todo venía de antes». Lulú llevaba más de diez año frecuentando este gimnasio. El día antes de su cierre «me avisaron de que al personal les había llegado un mensaje de que se cerraría el gimnasio al día siguiente por orden judicial». Al conocer esta noticia, «lo comenté en la entrada y me dijeron que no era verdad». Pero finalmente lo que conocía Lulu horas antes de que sucediera, se hizo realidad.
Hasta ese momento el gimnasio seguía llevando a cabo su actividad como un día normal, «ellos seguían cobrando cuotas aprovechando que en enero la gente se apunta muchísimo».
Como si de un plan al milímetro se tratara, muchos de los afectados sospechan que el director del centro, Jorge Villalba, conocía a la perfección lo que podía ocurrir, «un desalojo judicial se avisa con una antelación de entre 2 o 3 meses, por lo que el director sabía perfectamente lo que iba a pasar». De ahí que muchos de los usuarios hayan llegado a pensar que «estaba todo planeado», ya que «se comenzó a hacer muchas promociones justo antes de Navidad en las que incluso ofrecían un año por adelantado, cosa que no se había hecho nunca antes».
Promociones de pagos por adelantado de cuatro meses, seis meses o incluso de un año. Un precio de casi 50 euros al mes que llama la atención de cualquier persona que quiera entrenar en unas instalaciones como las que ofrecía el Plaza del Mar Centro Wellness.
Mila es otra de las afectadas que decidió pagar una cuota de 4 meses y que, a día de hoy, continúa sin saber qué va a pasar con su dinero: «Fue venir un día y al siguiente ya estaba cerrado sin previo aviso. Pensamos que lo tenían que saber de antes y eso conlleva a una estafa porque no debieron de coger cuotas en enero como la mía. No deberían de haber aceptado esos pagos. Lo mio al menos han sido cuatro meses, pero ha habido personas que han pagado un año».
Al igual que Mila, más de 2.000 personas siguen sin tener soluciones ante el cierre del establecimiento y no saben si su dinero se les devolverá o no. «Si calculamos el número de socios por el precio de las cuotas, se eleva más o menos a 200.000 euros», comenta Lulú a AZ Costa del Sol.
Tras lo ocurrido el 19 de enero, rápidamente, según informa Lulú, «un par de chicas creamos un grupo de Whatsapp al que se unieron 500 personas con el fin de buscar soluciones». Desde el primer minuto, los socios de este gimnasio han realizado varias peticiones: «primero hemos pedido que dé la cara el director, segundo que las personas que tengan cosas en las taquillas puedan entrar a por ellas, tercero que nos devuelvan las cuotas y cuarto saber lo que va a ocurrir con el gimnasio». Cuatro peticiones que continúan sin respuesta ninguna. Aún así, ante la indiferencia de los altos cargos, no han bajado los brazos y han denunciado la situación tanto en la oficina de Consumo como en la Policía.
Del mismo modo, los empleados de este gimnasio tampoco han recibido ningún tipo de respuesta por parte de sus jefes. «Ellos decidieron ponerse en manos de un abogado», alega Lulú. Un personal que continúa sin cobrar y que al no estar dado de baja, «no pueden buscar otros trabajos».
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Hace un par de semanas aparecía un aviso en la puerta del Plaza del Mar Centro Wellness en el que se informaba que se podía recuperar las cosas que se habían quedado en las taquillas el día del cierre. «Eso fue otro chanchullo. La gente vino y no apareció nadie», comenta Lulu. Días después volvieron a poner una nueva fecha para llevar a cabo esa recogida de enseres pero «se presentaron pocas personas porque no creían que fuera verdad el comunicado».
Díez usuarios fueron los que estuvieron presentes en esa reapertura de puertas -únicamente para recoger sus objetos personales- que también fue «muy sospechosa, ya que si esto está cerrado por orden judicial, lo tiene que abrir un juez». De una en una tuvieron que entrar por la puerta de socorro «que está conectada con el subterráneo» para recoger sus cosas, pero sin intercambio de palabras con la persona encargada de abrir la puerta.
«Muchos estamos dispuestos a ceder nuestro dinero»
La situación para muchos de los usuarios ya es insostenible. Exigen que se les escuche y que se les de una solución ante lo ocurrido: «Pedimos que alguien de la cara porque esta ciudad se merece un gimnasio como este».
Muchos tienen claro que «no vamos a recuperar nuestro dinero», mientras que otros incluso están dispuestos a cederlo. Todo con tal de poder volver a disfruta de las instalaciones del Plaza del Mar Centro Wellnes.