Ocurrió el pasado lunes 15 de enero. El padre de Rosa, de 89 años y vecino de Fuengirola, comenzó a encontrarse mal. El hombre, muy delicado de salud tras haber sufrido una leucemia y varios calcinomas, parecía tener un principio de neumonía. Rápidamente, su médica de cabecera llamó a una ambulancia del 061 que llevó al paciente hasta el Hospital Universitario Costa del Sol. A partir de entonces, lo que sigue -según cuenta la hija- es una auténtica odisea, una espera interminable que llevó a este paciente octogenario a pasar cerca de doce horas en la misma sala de Urgencias.
«Es vergonzoso que hagan esperar así a una persona de casi 90 años», cuenta hoy Rosa a AZ Costa del Sol justo antes de relatar aquella espera insoportable. Y es que su padre llegó sobre las tres de la tarde a las Urgencias y no salió de allí hasta prácticamente las tres de la madrugada. Doce horas esperando en una sala atestada de personas enfermas. «Mi padre estaba muy nervioso. Aquello estaba lleno, no se podía ni andar por los pasillos. Además no había mas que toses. Yo le decía que se pusiera la mascarilla, que si no iba a salir de allí en ataúd».
Cuenta Rosa que las tres primeras horas de espera las asumieron al principio como algo «normal», al menos a su padre le habían hecho ya una analítica aunque no sabían los resultados. Todavía faltaban además algunas pruebas por hacer: una de rayos y una de orina. Les quedaba por lo menos otro rato más, mucho más del que ella imaginaba. Cada vez más inquieta, ella miraba la pantalla de información pero no salía el nombre de su padre, acudía al mostrador a preguntar pero nadie le daba una respuesta convincente. Así siguieron pasando las horas, el padre de Rosa tumbado en una camilla, esperando.
«No terminaron de hacerle todas las pruebas hasta las diez de la noche. Yo pensaba que al menos lo iban a ingresar pero me dijeron que no. Le mandaron unos medicamentos y cursaron una petición para que una ambulancia nos llevase a casa», cuenta.
Ahí comenzó la segunda espera, la de la ambulancia. Porque ya con el diagnóstico en la mano, el vehículo tardaba y tardaba en venir. A las diez y media de la noche solicitaron el transporte de emergencias, éste no llegó hasta las dos y media de la madrugada.
«Yo preguntaba una y otra vez pero me decían en el Hospital que la petición ya había sido cursada, que en algún momento llegaría. Sí fuera por mí, me hubiera llevado yo a mi padre, pero es que yo no puedo subirlo sola a su casa, en la ambulancia tienen una silla especializada. Cuando vino por fin, el hombre nos contó que solo había dos ambulancias para todo, desde Málaga a Estepona. Que por eso había tardado. ¡Imagina que hay un accidente, ¿entonces qué?, ¿esperamos hasta las seis de la mañana?», lamenta esta vecina de Fuengirola.
La familia achaca estos problemas a la falta de personal. «Veíamos a las enfermeras de un lado a otro sin parar, no paraban», aseguran.
Desde el Hospital Universitario Costa del Sol han explicado a este medio que actualmente el centro se encuentra en periodo de «Alta Frecuentación» a causa de los repuntes de virus respiratorios que, en muchos casos, están saturando las Urgencias.
Aun así, aseguran que «se han reforzado los servicios de Urgencias tanto del Hospital de Marbella como en el Hospital de Alta Resolución de Estepona», incluyendo «más de treinta contratos de refuerzo en el hospital, en Urgencias y en Uci». Respecto al retraso de las ambulancias, recuerdan que los vehículos de emergencias son responsabilidad del 061.