¿Qué padre se esperaría poder saltar al terreno de juego a disputar un partido con sus dos hijos?Pues esto es lo que les pasó a la familia Centeno, quienes actualmente militan en el Unión Manilva CF.
Diego Centeno comenzó a jugar al fútbol “como todos los niños”, en la calle. Fue a sus 15 años cuando se federó y siendo cadete de segundo año ya pertenecía al equipo senior de Manilva de Tercera División. Desde ahí empezó una larga carrera que parecía que iba a terminar cuando una lesión de rodilla le hizo colgar sus botas. Pero todo quedó en un parecía porque a raíz de llevar a los entrenamientos a su primer hijo -también llamado Diego- “me volví a enganchar y ya llevamos tres años jugando juntos”.
Por otra parte, sus hijos han crecido viendo a su padre jugar desde que eran muy pequeños e incluso confiesan a este medio que “en nuestra casa solamente hay fútbol”.
Lo que ninguno pensaba es que cuando su padre comenzó a inculcarles esta pasión, acabarían compartiendo vestuario. “Yo no tenía pensamientos de jugar con el mayor así que con el otro mucho menos”, comenta Diego entre risas. Sin embargo, su hijo mayor -Diego- afirma que “después de la operación, cuando volvió a jugar, estaba incluso mejor que antes” y el más pequeño -Alejandro- añade que “jugar con mi padre lo veía algo imposible”, pero “en los últimos años que no ha tenido lesiones, lo veía más posible”.
El pasado mes de octubre, en un encuentro de gran calibre, tres componentes de la familia Centeno defendieron el mismo escudo. Para los tres fue un día “de mucha ilusión”, aunque también aparecieron “algunos nervios porque debutaba mi hijo pequeño”.
Para Alejandro ese día fue el doble de especial, ya que el más pequeño no solamente debutaba con el primer equipo manilveño sino que también jugaría por primera vez con su hermano y su padre: “todo el tiempo pensaba en el momento de entrar al campo. Para mí fue algo increíble”.
Ahora, estos tres jugadores ya no son solo familia sino que también son compañeros de equipo. En el caso de Diego, él siente que es “algo diferente” porque a pesar de tener la misma confianza con todo el equipo, “a ellos siempre le exijo un poquito más”. Su hijo Diego -que lleva ya casi tres años jugando con él- conoce más a su padre en este aspecto, pero “siempre me sorprende la pasión que le pone” y coincide con Alejandro en que “tenemos que dar un plus más que el resto de compañeros”.
En la Unión Manilva CF este hito histórico era algo que “se deseaba”. “Todo el mundo me decía que esperar al chico para jugar con él y ahora ya está aquí”, comenta Diego.
Para los tres es todo un honor se las primeras personas en lograr este hecho en Manilva, no solamente por lo que significa personalmente sino por la pasión que sienten por la entidad manilveña. “Mi carrera deportiva siempre ha sido aquí. Tuve la oportunidad de irme fuera pero tuve a mi primer hijo siendo muy joven y me quedé. Además, no sentía el tener que irme fuera para demostrar lo que valía cuando eso ya lo hacía aquí. No me ha llamado la atención eso de irme a otro equipo cuando la pasión la tenía aquí”. Diego -quien sí ha competido en otros equipos para poder jugar en categorías superiores- a pesar de vestir otra camiseta “siempre he tenido ese amor a este club porque mi padre siempre ha estado aquí y porque nos ha brindado la oportunidad de jugar los tres juntos”.
Al igual que la pasión, los hijos de Diego también llevan consigo los valores que su padre les ha enseñado. Para los Centeno el fútbol “te enseña a vivir el día a día”. Diego sigue como un mantra la idea de “que den todo de ellos. Luego te pueden salir las cosas mejor o pero pero siempre tienes que ir con ganas de hacer las cosas bien”. Evidentemente, sus hijos siguen los pasos de su referente y tienen claro que “aunque perdamos siempre tenemos que salir con la cabeza alta y con la sensación de haber dado el 100% de nosotros” sin olvidarse nunca “de disfrutar lo que estamos haciendo en el momento”.