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mujeres han sido asesinadas en España en lo que va de año víctimas de la violencia machista. Según la Encuesta Europea de Violencia Machista, 4,8 millones de mujeres españolas han sufrido algún tipo de violencia a manos de sus parejas o exparejas a lo largo de su vida: es decir, al menos el 60% de nosotras, la ha sufrido.
El 80% de las mujeres víctimas de este tipo de violencia nunca lo denuncia, por lo que la mayoría de las víctimas la sufren en la más impune indefensión y soledad.
Sin embargo, actualmente nos enfrentamos a la amenaza del negacionismo. Las fuerzas reaccionarias se niegan a nombrar la violencia machista, intentando condenar a las víctimas al ostracismo. Cada vez que una mujer es asesinada en España, el negacionismo es cómplice, porque el negacionismo mata.
Es el deber de todas y de todos hacer cumplir los derechos humanos fundamentales que afectan a las mujeres y las leyes nacionales e internacionales que nos protegen, como el Convenio del Consejo de Europa para prevenir y combatir la violencia contra la mujer y la violencia doméstica de 2011 (Convenio de Estambul). Sin derechos humanos, no hay democracia.
Hoy, más que nunca, debemos trabajar y concienciar en la prevención, en la educación y en la legislación feminista para prevenir y acabar con este terrible problema, que, sin duda, es una cuestión de Estado.
Cuando una de nosotras se empodera, nos empoderamos todas; cuando una de nosotras es maltratada, nos maltratan a todas.
La lucha contra las violencias machistas es un trabajo colectivo, porque los avances feministas son pasos de gigante para todas y para todos.
Este 25 de noviembre vamos a tender la mano a nuestras hermanas para decirles que no están solas, que el tejido social feminista está con ellas. Porque el feminismo es el movimiento social más importante de este país.
Nosotras, las feministas, estamos del lado de las víctimas.
No a la violencia machista física.
No a la violencia machista psicológica.
No a la violencia vicaria.
No a la violencia patriarcal.
Las mujeres no callaremos nunca más, porque el silencio, la invisibilidad y la indiferencia son el alimento de la violencia. Hoy 25 de noviembre, hablamos, nos empoderamos, salimos a las calles, nos manifestamos, luchamos y nos hacemos visibles para afirmar desde la razón y desde el corazón, que nuestra bandera hoy y siempre, tiene colores morados teñidos de empatía y de sororidad.
En un mundo en el que el patriarcado debate estos días quién es más patriota y quién es el que tiene la bandera más larga, nuestra matria, generosa e inmensa, es la justicia feminista, la vida, la paz, la democracia y la igualdad.