E
l otro día me quedé sorprendida, mejor dicho, impresionada, al ver un documental en TV sobre el UNIVERSO y las recientes teorías que consideran los científicos e investigadores como válidas.
Resulta que ahora han llegado a la conclusión de que la edad del universo es considerablemente mayor de lo que se estimaba anteriormente. De hecho, casi el doble. Unos 26.700 millones de años formándose galaxias, entre ellas en la que se encuentra nuestro sistema solar, en el “brazo de Orión” de la galaxia espiral llamada Vía Láctea.
Las cifras de años que se decían en el programa me dejaban completamente pasmada, además de hacerme sentir insignificante, claro. Los seres humanos no somos capaces de concebir el espacio que ocupan miles de billones de galaxias, que son las que parece ser que existen. Sí, han leído bien.
Además de numerosos datos asombrosos, las imágenes que se mostraban eran de lo más bonitas y espectaculares. De tomarlas y enviarlas se encarga el Telescopio Espacial Hubble, el cual, desde hace más de treinta años orbita por el espacio, llegando a lugares insospechados.
Es uno de los observatorios más famosos y exitosos, siendo un proyecto conjunto entre la NASA y la ESA (Agencia Espacial Europea). No sólo ha sido capaz de mostrar la evolución de algunas galaxias, sino también de descubrir la materia o energía oscura: una fuerza que interviene en la expansión del Universo. Algo así como el pegamento necesario para la formación de las galaxias. Tiene gravedad, pero no tiene luz.
Ante éste y otros prodigiosos avances del hombre, junto con los increíbles logros que se están consiguiendo en muchos ámbitos, me niego a perder la esperanza de que algún día, el respeto por LA VIDA prime frente a la destrucción, el dolor y el odio que nos ciega en demasiadas ocasiones.