El encuentro comenzaba según lo previsto, con el técnico malagueño con sus piezas habituales de salida -en un quinteto donde la posición de alero siempre varía en función de lo que se quiere plantear y lo que se espera del rival- y el CAB Estepona Jardín de la Costa del Sol planteando su juego. Eso sí, no tardó en dar pistas Vantage Towers Alcobendas de lo que sería el partido: igualaban a diez el partido tras dos triples llegado el ecuador del primer periodo.
Llegó entonces un punto de inflexión y, a la postre, momento clave para el devenir del partido: un parcial de 20-5 (y eso que los tres primeros puntos fueron obra de Oshlynn Brown, por lo que fue un 20-2) en 13 minutos de juego en los que el conjunto madrileño sumaba otros tres triples y doblaba en el luminoso a las visitantes (30-15) cuando quedaban siete minutos para el descanso. Lo rompió, curiosamente, Marina Gea desde más allá del arco en el que sería el primer triple del equipo -que firmaría un 2/23, un 9%, para olvidar, como buena parte del encuentro- y, aunque hubo una leve reacción que incluso obligó al técnico local a parar el partido, al descanso se llegó con 44-30 tras una última canasta de Lucía Togores.
A pesar de que las estadísticas oficiales reflejan un 37-32 en el rebote (26+11 para las locales y 22+10 para las visitantes) las sensaciones son de que no reflejan la realidad, ya que las jugadoras del equipo del norte de Madrid llegaron a capturar hasta seis rechaces en ataque seguidos, hasta terminar anotando. Y así es muy complicado, porque ya lo dice el refrán: “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”. Y claro, con segundas, terceras… o sextas oportunidades Vantage Towers Alcobendas terminaba sumando.
Y sí, llegó la reacción -o el maquillaje, según se mire- en el último cuarto, bajando la desventaja desde los 24 con los que se cerró el tercer periodo hasta el -11 y posesión que se tuvo hasta en dos ocasiones, más pensando en un posible average y volver con algo que se pudiera considerar más o menos positivo, pero no se llegó a bajar de esa barrera psicológica de los diez y María Espín, desde la línea de 4,60, terminaría poniendo el 71-58 definitivo.