El vuelo de las libélulas intenta volver a dar alas a aquellas personas que en algún momento de sus vidas las han perdido. Alas que se han quedado sin fuerzas, alas que se han roto o simplemente a libélulas que no saben que pueden volar. Esta pequeña asociación ubicada en Benalmádena ofrece distintos tipos de ayuda a las personas que lo necesitan. Cuatro mujeres: María, Belén, Jesica y Roció que se unieron por un mismo motivo, dar apoyo a aquellos ciudadanos que se encuentran en una situación complicada.
¿Por qué la asociación decide llamarse así?
Es una historia mía personal, de la niñez. Para mí las libélulas tienen un significado especial relacionado con la magia y con la ayuda.
Vengo de una familia solidaria, que han estado siempre ayudando a gente. Entonces siempre he estado rodeada de esa vinculación de poder y querer ofrecer ayuda a los demás.
Un día estaba viendo fijamente una libélula y creé una historia alrededor de ella. Imaginaba que con su vuelo podía ayudar a las personas. Esa misma noche mi abuelo acogió a una familia en casa que no tenía donde dormir y mi cerebro lo asoció al instante.
Nuestro objetivo es darle alas a las personas para que puedan crear su propia vida, no queremos que creen una dependencia del sistema. Desde aquí buscamos darles herramientas para que vuelen.
El vuelo de las libélulas ayuda a personas y familias a mejorar sus circunstancias ¿cómo se investiga cada caso?
Normalmente las familias o personas nos contactan a través de la página, porque vienen a vernos o porque algún vecino nos escribe para contarnos la situación. Después de esa primera toma de contacto nosotras ya sabemos como actuar, además nos damos cuenta rápidamente de lo que necesitan. Posteriormente realizamos una entrevista, que solemos intentar que sea en el hogar, porque allí es donde se ven realmente las necesidades de cada familia. Si vemos que es algo urgente actuamos de inmediato antes de seguir con un protocolo.
Aquí hacemos un examen muy exhaustivo porque en Benalmádena nos conocemos todos. Cuando sale un caso podemos contrastarlo y buscar información necesaria gracias a los vecinos. Este tipo de ayuda no se puede hacer a gran escala debido al conocimiento que debes tener del entorno, pero es muy efectivo porque hay casos que son más graves de lo que al principio parecen. Hay veces que te dicen que tienen un mal mes y cuando llegas te das cuenta de que no tienen ni un sillón, ni una bombilla o ni platos. La carencia se respira.
Por otra parte, ayudamos mucho en caso de asesorías, búsqueda de trabajo, papeles con temas relaciones de inmigraciones, etc.
Algo muy bonito aquí es que tenemos una sintonía muy buena con otras asociaciones del municipio. Entonces en muchas ocasiones nosotras derivamos a un paciente que sabemos que puede estar mejor atendido por alguno de nuestros compañeros de la zona. Aquí viene mucha gente cuando ya no saben a donde acudir, es como el punto de referencia.
¿Qué áreas tocáis para ayudar a las distintas personas y sus diferentes adversidades?
Hay dos grandes bloques, aunque cada familia es una historia. El primero serían casos donde una familia tiene unas necesidades permanentes. Son mujeres que están solas porque no tienen pareja y tienen a su cargo un hijo dependiente ya sea porque es un bebe o porque tienen algún tipo de enfermedad. Suelen ser problemas de salud graves, que en muchos casos no son curables.
Por otro lado, las familias que tienen a uno de sus miembros con un problema de salud, como el cáncer. Esto hace que muchas veces pierdan su trabajo o se queden con una baja en la que el sueldo es ínfimo. A partir de ese momento esas familias se encuentran en una situación de vulnerabilidad.
Un 20% de los casos es por problemas de salud y alrededor de un 30 % de mujeres abandonadas.
Lo que suele pasar es que tu alma se bloquea y la casa se queda descuidada. Todo queda más oscuro. Desde la asociación buscamos que esa persona se levante con dignidad y tenga cubiertas sus necesidades básicas para que puedan avanzar en sus proyectos y mejorar su situación. No tratamos muchas familias, pero las que tratamos las tenemos muy protegidas.
La asociación comienza en 2017 cuando la presidenta de la asociación decide comenzar a ayudar ¿cómo surge todo esto?
Me llegaban casos de diferentes sitios e intentaba solucionar como podía. Así estuve varios años, pero fue a raíz de la pandemia donde empezaron a sufrir estos problemas personas que yo conocía y quise poner medidas. Ese fue el principal motivo impulsor. Después conocí a Belén que era la “chica de los portales” la que iba buscando personas que pudiesen ofrecer ayuda. Más tarde se unieron Jessica y Raquel, que es nuestra última integración.
Esta asociación se encuentra en Benalmádena, pero ¿ofrece ayuda a otros municipios?
Ofrecemos ayuda en todos los municipios y a todas las personas que nos lo pidan, menos en alimento porque no tenemos ni para lo de aquí. Si tú estás en la calle nosotras te vamos a ayudar.
En un futuro, si tenemos una estructura asentada, nos gustaría que se replicase el modelo en otros municipios.
¿De qué forma se puede colaborar con vosotros?
Ahora lo que más necesitamos son socios y voluntarios con una formación específica: gente de oficina y asistentes sociales. Lo que siempre hace falta son alimentos y cosas básicas para la limpieza. Cuando tú no tienes el espacio bien, tú tampoco estás bien.
En los momentos difíciles o que hemos pedido ayuda los pequeños comercios de la zona siempre nos han ayudado. Los empresarios de Benalmádena son muy solidarios. La gente confía muchísimo en nosotras y siempre decimos que ellos son nuestro vuelo.
Al entrar en la web he visto algo que me ha encanta que es: “En El vuelo de las Libélulas no hacemos milagros, pero hemos visto más de uno, sencillamente ocurren, cuando el corazón va de la mano con la voluntad y la empatía” ¿nos podríais contar alguno de esos casos?
Uno de los casos más especiales es el de una chica que recientemente ha tenido un bebe. Esta joven nos la encontramos pidiendo en la calle, en la puerta de un supermercado, la vida la había puesto en unas circunstancias muy duras de malos tratos y ella entra en una vorágine de desamparo total. Fuimos a su casa y ese mismo día vimos que tenía intenciones de suicidarse, fue ingresada en un centro para que la tratasen y pudiese salir de todo ello. Lo bonito es que hay veces que la vida te da la mano y a ella se la dio. Ahora se ha vuelto a enamorar y acaban de tener una preciosa niña.
Emociona tanto, esa mujer tiene algo de libélula porque voló y ha hecho que su vida sea una vida plena, bonita y que merezca la pena.