Su perfil se intuye sinuoso desde la costa y dorado y reluciente desde la carretera. Subido al punto más alto de una colina sobre Benalmádena, con sus muros blancos y orientales, su cúspide de oro apuntando hacia la luz, los turistas se preguntan “¿qué es?”. Los autóctonos lo saben, incluso aunque nunca hayan ido a verlo.
Se trata de la Estupa de la Iluminación, el templo budista más grande de Occidente y uno de los lugares más místicos y singulares de la costa malagueña.
¿Por qué una religión nacida en el norte de la India hace más de 2.500 años se fijó en Benalmádena para construir semejante monumento de 33 metros de alto y una cúpula de 25 metros de anchura? Para entenderlo hay que remontarse veinte años atrás, cuando el gran Maestro Budista de Bután, Lopon Tsechu Rinpoche, visitó por primera vez este lugar y quedó prendado de su energía y sus deslumbrantes vistas al Mediterráneo.
Aunque la doctrina budista llevaba ya expandiéndose por el mundo desde los años setenta, la primera estupa en territorio español no se construyó hasta 1994. Fue precisamente muy cerca de aquí, en la pedanía de Triana, que pertenece a Vélez-Málaga. A raíz de su inauguración por el propio Lopon Tsechu Rinpoche, el maestro siguió visitando terrenos por la provincia con la intención de continuar ampliando el alcance de sus enseñanzas. Al llegar a Benalmádena tuvo una premonición y decidió levantar allí, no solo una nueva estupa, sino una estupa incomparable al resto, la más grande del mundo occidental.
La construcción de la estupa de Benalmádena comenzó en el año 2002 y se inauguró el 5 de octubre de 2003, hace ahora veinte años. Desafortunadamente, el Maestro de Bután no pudo ver su culminación, falleció apenas cuatro meses antes de que fuese inaugurada.
Ese día, aquel 5 de octubre, acudieron cerca de cuatro mil personas, entre ellas miembros de la comunidad budista llegados de todas las partes del mundo. El acto estuvo presidido por el maestro Kunzig Shamar Rinpoche, segundo maestro más importante en el budismo Tibetano. Desde entonces la estupa está dirigida y administrada por la Asociación Cultural Karma Kagyu de Benalmádena y es visitada a diario por decenas de personas, tanto practicantes de la religión budista, como aficionados a la meditación o simplemente curiosos atraídos por esta doctrina que busca la paz y la armonía universal.
Además de sus grandes dimensiones, la Estupa de la Iluminación tiene otra peculiaridad que la hace única. Y es que la mayoría de las estupas en todo el mundo son monumentos cerrados. No se puede acceder a su interior. Los budistas cuando acuden a visitarlos simplemente dan vueltas a su alrededor, en sentido de las agujas del reloj, mientras meditan y reciben sus bendiciones. La estupa de Benalmádena, sin embargo, sí está abierta. Su amplitud permitió crear dentro una sala de meditación de más de cien metros cuadrados y llena de curiosidades. Sus paredes aparecen todas adornadas con bellísimas pinturas, realizadas al estilo de los artistas tibetanos del Himalaya, con imágenes y escenas de las distintas etapas de la vida de Buda.
La palabra estupa viene del sánscrito y significa cumbre o cima. Igual a los lugares sagrados de cualquier otra religión, las estupas son lugares de peregrinación, capaces de canalizar el poder de la purificación y la armonía, de aliviar el sufrimiento y proporcionar apoyo espiritual. De acuerdo a las enseñanzas budistas, existen ocho tipos diferentes de estupas. Cada una de ellas representa un evento importante en la vida de Buda. En ese sentido la estupa de Benalmádena, la Estupa de la Iluminación, simboliza el momento de la iluminación de Buda, el despertar de su mente. Un lugar especial que visitar, sea o no practicante budista, donde encontrar sosiego, calma, recogimiento, además de una oportunidad para abrir la mente y adentrarse en el conocimiento de otras culturas y religiones sin necesidad de tener que cruzar el continente para ello.