El centro de conservación malagueño Bioparc Fuengirola tiene un nuevo residente entre los lémures que habitan en su peculiar isla de Madagascar.
Los lémures han sido, durante mucho tiempo, el rostro de la conservación en Madagascar. Casi todas especies de lémur son endémicas de esta isla y de las aproximadamente 100 que existen, casi todas están amenazadas.
Los habitantes más conocidos de esta isla se encuentran en peligro de extinción y el ser humano es el responsable. La deforestación, la caza para comercializar carne de animales salvajes (bushmeat), así como la fragmentación y pérdida de sus hábitats son la causa de la desaparición de estas especies. Entre los lémures malgaches más amenazados se encuentra el lémur negro o lémur macaco; un pequeño primate de ojos brillantes y comportamiento fascinante que, una vez más, ha logrado reproducirse con éxito Bioparc Fuengirola.
Hace unas semanas nacía en el parque una cría de lémur negro; un nacimiento que ningún miembro del equipo técnico del centro de conservación esperaba.
El director técnico y veterinario en Bioparc Fuengirola, Jesús Recuero, ha explicado que «ha sido una gran sorpresa. No esperábamos este nacimiento. A pesar de tener el permiso de reproducción, el pasado año transcurrió sin éxito y este febrero despedíamos al macho, que fallecía a causa de un cáncer de hígado».
Se trata de la sexta cría que logran tener la pareja que conformaban Benji y Lordes, macho y hembra. Estos dos ejemplares vivían en el parque de animales malagueño desde 2001, año en el que llegaron procedentes del zoo de Colonia en Alemania y Parco Natura Viva en Italia, han indicado desde Bioparc en un comunicado.
El recuento de fechas realizado por el equipo de Veterinaria sitúa el apareamiento en el mes de diciembre. «Según la fecha de nacimiento y teniendo en cuenta que la gestación es de unos cuatro meses y medio, la hembra tuvo que quedarse gestante en la primera mitad de diciembre», ha señalado Rosa Martínez, veterinaria de Bioparc Fuengirola.
El lémur negro es una especie que cuentan con un marcado dimorfismo sexual, es decir, macho y hembra son diferentes externamente. Ahora, pocas semanas después de nacer, la cría tiene un pelaje grisáceo y al permanecer todo el tiempo en el regazo de la madre, el equipo aún desconoce el sexo del pequeño lémur.
Tras dejar pasar un periodo de cuarentena, en el que el equipo ha garantizado el desarrollo de la cría y el bienestar de la madre, ambos ya se encuentran en el exterior compartiendo instalación con otras especies de lémures como el de cola anillada, el blanquinegro y el rojo.
A diferencia de otros lémures y primates, los negros dejan a sus crías en un nido, normalmente el agujero de un árbol. Un comportamiento que alternan llevando a cuestas a los pequeños. Y a medida que crezcan, irá adquiriendo el color propio de los adultos y se descubrirá el sexo de la cría.
«Pasarán unos meses hasta que el color de su pelo comience a cambiar. La hembra adopta un color cobrizo, mientras que el macho permanece negro», ha agregado Recuero.
ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
Según los registros que ofrece la Lista Roja de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN), estos lémures negros (Eulemur macaco) se encuentran en peligro de extinción. Aunque no hay una contabilización exacta de los ejemplares de esta especie que habitan la isla de Madagascar. La distribución de esta especie está restringida a una pequeña zona del norte de la isla.
En Europa existen, un total de 160 ejemplares en más de 50 parques de animales bajo la coordinación del Programa Europeo Exsitu (EEP) para estos lémures. Uno de ellos es Bioparc Fuengirola, quien participa en la protección y conservación del lémur negro desde 2001 y actualmente, uno de los parques que alberga a esta especie en España.
La Fundacion Bioparc contribuye en la financiación de la Asociación Aeecl que promueve la conservación de lémures en el noroeste de Madagascar que llevo a la protección y creación de un nuevo Parque Nacional en Sahamalaza, donde viven varias especies de lémur, incluida el Lemur Negro.
MADAGASCAR Y LÉMURES
Madagascar es la cuarta isla más grande del mundo. Con 587.000 kilómetros cuadrados es comparable al tamaño de Francia. Este territorio se separó del continente africano hace unos 165 millones de años y del subcontinente indio hace entre 80 y 100 millones de años.
El largo aislamiento que lleva desde entonces le ha permitido desarrollar una fascinante diversidad biológica con una evolución independiente de plantas y animales. Más del 70% de su fauna es endémica, es decir, solo se puede encontrar allí.
Los endemismos incluyen todas las especies de lémures malgaches, fosas, tortugas radiadas, tortugas araña, tortugas marinas, zorro volador, mangostas, geckos, serpientes, camaleones, cocodrilos, ranas y un largo etcétera. Estas características han llevado a algunos científicos a denominar a la isla de Madagascar como el «octavo continente».
Hasta la llegada del ser humano a la isla había lémures del tamaño de un gorila y aves elefante, aves no voladoras de tres metros y 650 kilogramos; ambos animales fáciles de cazar y, en el caso de las aves, de recolectar sus enormes huevos.
Esto hizo que los indígenas primero y posteriormente los marineros llegados de Europa comenzaran a utilizarlos como aprovisionamiento de carne causando su extinción en menos de dos siglos. En la actualidad sobreviven unas cien especies de lémures, la mayor parte de ellas descubiertas a partir de los años 1990.