La sequía ha convertido a Bioparc Fuengirola en el único punto de la provincia de Málaga donde poder admirar todo el proceso de cortejo, nidificación y puesta de huevos de los flamencos, un acontecimiento ante el que el equipo de Bioparc trabaja para garantizar que sea una realidad para los más de 60 ejemplares que albergan.
Y es que «el cambio climático acentúa el desabastecimiento y rompe el equilibrio de los humedales», ha explicado el responsable de Zoología de Bioparc Fuengirola, Antonio Garrucho, quien ha puesto como ejemplo la Laguna de Fuente de Piedra, que la sequía ah convertido en una extensión de tiera cubierta de sal: «A esta realidad se enfrentan muchos otros humedales españoles, agravada por la intensa sequía que padecemos», se ha lamentado.
En abril, la colonia de flamencos que habita en el centro de conservación malagueño ya manifiestó a sus cuidadores que estaban preparados para la época de cría: particulares movimientos conforman una coreografía perfectamente sincronizada donde despliegan sus grandes alas, estiramientos de cuello o giros de cabeza mientras caminan rápido y cambian de dirección bruscamente. Esto indica que es el momento del cortejo y punto de partida de su reproducción.
«Como cada año, una vez más observamos el interés de nuestras aves en iniciar sus cortejos. Comenzamos una etapa en la que diariamente vamos creando las condiciones necesarias para que puedan llevar a cabo las construcciones de sus nidos y la posterior puesta de huevos», ha señalado Garrucho.
Cada mañana, desde hace algunas semanas, Zoología prepara la playa de flamencos construyendo un entorno adecuado que garantiza unas condiciones óptimas para que estas aves comiencen con el apareamiento y la construcción de sus originales nidos de barro; unas condiciones que desafortunadamente este año los flamencos que hacían parada en Fuente de Piedra no tendrán.
Este proceso de adecuación del terreno se inicia con la construcción de bordes que delimitan el área donde se posicionarán los flamencos, simulando una zona fangosa al borde una laguna. Dicho proceso se controlará y cambiará en toda la temporada de cría según las condiciones meteorológicas y las demandas de la colonia, han explicado.
A pesar de que los cuidadores son los que realizan las labores de preparación, son los propios flamencos los que marcan las pautas sobre los espacios que necesitan y la distancia a la que pueden aproximarse.
Deben conseguir que la playa que ocupan sea lo más parecida a un cenagal de agua salobre, lugar en el que los flamencos, en su hábitat natural, levantan sus nidos y realizan la puesta de huevos. Para ello, se utiliza arena, varios tipos de arcilla y sal, sustancia que les estimula para acercase a la zona habilitada. Al mismo tiempo, el equipo de zoología inunda parte de este espacio generando el barro que les facilitará la construcción de los nidos, las próximas semanas.