Es uno de los mamíferos más reconocibles, vistosos y populares de la naturaleza salvaje. La cebra de llanura (Equus quagga) es el tipo más común y extendido de cebra, en comparación con otras familias como la cebra de Grévy o la cebra de montaña. Es, además, la que convive en grupo en Selwo Aventura, que se suma hoy al Día Internacional de la Cebra; cada 31 de enero se dedica la jornada a este animal con el fin de contribuir a su conservación. Esta celebración partió de la iniciativa de un consorcio de organizaciones conservacionistas, entre las que está el Smithsonian’s National Zoo & Conservation Biology Institute (Washington DC, EEUU).
La cebra de las llanuras vive en todos los hábitats de África -sobre todo el sudeste- desde el nivel del mar hasta los 4.300 metros en el Monte Kenia; con la excepción de las selvas tropicales, los desiertos, los bosques de dunas y la vegetación del Cabo Sclerophyllous. Dado que son equinos cuyo hábitat se circunscribe a praderas sin árboles y bosques de sabana, sobre todo. Las rayas blancas sobre su cuerpo oscuro son las que las caracterizan y las distinguen de sus parientes, los caballos.
EL PATRÓN DE SUS RAYAS: SU DNI
Todavía no está claro el motivo por el que las cebras son animales rayados, el porqué de esta evolución. Existen distintas teorías: desde las que afirman que las rayas les sirven para regular el calor corporal hasta las que aseguran que son una protección contra insectos y depredadores, o las que especulan con que pueden servir para distinguir a los distintos individuos del grupo. Cada patrón, en cada ejemplar, es único (como las huellas dactilares de los seres humanos, por ejemplo), si bien otros elementos que les distinguen son el olor y las vocalizaciones particulares de cada ejemplar.
Las cebras son herbívoras, diurnas, y se agrupan en familias estables compuestas -en general- por un semental macho, de una a seis hembras, además de sus crías. Cada yegua alumbra un solo potro tras una gestación de 12 meses. Las amenazas que han perseguido a esta especie son, como es habitual, de origen humano: la pérdida del hábitat, el bloqueo de sus rutas migratorias (debido a la expansión de cultivos), la caza ilegal. Si bien la cebra de llanura no preocupa actualmente, sí la cebra de Grévy, que está en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).