El abandono del monte, la presión del turismo o la falta de medidas preventivas son causas que explican la virulencia del incendio forestal de Sierra Bermeja, en Málaga, según el análisis del catedrático de Geografía Física de la Universidad de Granada (UGR) José Gómez Zotano, uno de los mayores expertos del país en este paraje.
Según ha informado la UGR en una nota, Gómez Zotano señala que los incendios de Sierra Bermeja «no son nada nuevo», ya que desde 1950 se han producido un total de 29, lo que supone un promedio de un gran incendio forestal cada 4,27 años
Numerosos factores explican la virulencia del incendio forestal de Sierra Bermeja y gran parte de ellos se derivan de la falta de medidas de prevención y del abandono que sufre este paraje, según detallan múltiples estudios realizados desde hace años por Gómez Zotano, que resume lo sucedido con la siguiente frase: «Abandono de sexta generación, incendio de sexta generación».
En su análisis, el profesor de la UGR apunta a importantes implicaciones económicas y sociales en el origen de estos desastres. «La evolución creciente de los incendios forestales refleja con claridad la existencia de conflictos y tensiones de diversos órdenes en Sierra Bermeja: marginalidad social de los pueblos colindantes, precariedad económica de los aprovechamientos, problemas asociados a la titularidad-propiedad de los montes, despoblación de áreas rurales, sobrepresión por turismo, abandono de fincas, quemas agrícolas, cambios de uso del suelo, tráfico de drogas, especulación urbanística y recalificaciones de suelos no urbanizables, son hechos que se traducen en la aparición frecuente de incendios, la mayoría de ellos intencionados», ha detallado el geógrafo.
Teniendo en cuenta esta compleja conflictividad socioterritorial, la dinámica incendiaria iniciada en los años sesenta del siglo XX da respuesta a las tensiones generadas en el turístico litoral costasoleño y en el agrícola valle del Genal.
En sus estudios, Gómez Zotano expone que, desde mediados del siglo XX, los usos tradicionales del monte se han abandonado, convirtiéndose esta montaña en el traspaís de la urbanizada Costa del Sol Occidental.
El inicio del turismo coincidió con el declive de los aprovechamientos forestales tradicionales en general y del pino resinero en particular (madera y resina), lo que generó importantes cambios paisajísticos y territoriales. «Ante la falta de precios y mercados para los productos forestales, estos bosques tendieron a ser abandonados, lo que se tradujo en un factor de riesgo ambiental al generarse una excesiva densificación de la vegetación y una abundante acumulación de materia orgánica de fácil combustión que, además, servía como reserva de enfermedades y plagas», ha subrayado el investigador.
Este abandono de las explotaciones, por tanto, «repercutió negativamente» sobre la frecuencia, extensión e intensidad de los incendios forestales, produciéndose un aumento alarmante de los mismos a partir de la segunda mitad del siglo XX.